domingo, 30 de septiembre de 2012

Cultura española

La opinión de Albert Boadella en su blog. Hace algunos años Jordi Pujol se pavoneaba sobre la poca influencia de Cervantes en su formación literaria y por el contrario citaba el influjo de algunos escritores catalanes. Cada cual puede determinar aquellas cosas que cree que han sido decisivas en su vida por el ascendente ejercido en la infancia o la juventud pero la afirmación de mí querido UBU no es baladí. En este personaje las intenciones acostumbran a ser recurrentes y hay que buscar el objetivo siempre en el mismo lugar. Esta vez se trataba de mostrar que la cultura española es distinta de la catalana. Cuando uno se pone a pensar en las diferencias objetivas para establecer una afirmación en este sentido no encuentra por ninguna parte nada sustancial al margen de una lengua que parece dialecto de la otra o viceversa. Una cultura es algo más que un conjunto de coros y danzas regionales, torres humanas o caganers. La cultura catalana solo existe si admitimos la enorme trasfusión de toda la península y aceptamos que el flamenco, la zarzuela o los toros, también forman parte de nuestro paisaje cultural. En resumen, es cultura catalana por ser española. Ello viene a cuento porque el periódico ABC me pide unas breves reflexiones sobre lo que une a los españoles. Tenemos infinidad de rasgos, y entre ellos, la habilidad con que nos movemos todos en el caos ya sea social o simplemente en un bar de tapas, pero finalmente, he optado por algo que conozco gremialmente como es el arte. Sin lugar a dudas, el arte es uno de los factores que mejor establecen nuestra pertenencia a una cultura española. Este país no posee culturas regionales en el sentido amplio con que nos referimos al término. Es evidente, que el llamado arte y cultura española se beneficia de unas variantes que tienen su raíz en las formas literarias producidas por las distintas lenguas o el simple folklore de sus territorios. Sin embargo, a menudo tales ramificaciones tienden a confundirnos sobre el sentido específico, global y al mismo tiempo heterogéneo que puede significar una cultura autóctona. La fusión de una larga historia común produce en el terreno de las artes la existencia de una profunda idiosincrasia cultural que acaba formando parte del patrimonio de todos. Encontramos unas artes realizadas por castellanos, catalanes, extremeños, vascos o andaluces pero cuyas herencias y formas de expresión se engloban dentro de un conjunto de cierta homogeneidad, el cual, frente a la mirada externa, es catalogado como español. El pintor Velázquez nos representa a los ciudadanos de esta nación de la misma manera que el malagueño Picasso o las zarzuelas del catalán Amadeo Vives, y a nadie se le ocurre reivindicar su pintura o su música como propia exclusivamente de la región en la que nacieron. Ciertamente, existe un teatro en catalán o en vasco pero su estructura narrativa no difiere para nada del teatro en español como no sean algunas piezas muy concretas ligadas al folklore tradicional. Si traducimos la obra al castellano desaparece el origen territorial (y lo afirmo por la experiencia de muchos espectáculos) En definitiva, afirmar que Cervantes no es un referente para la totalidad de los ciudadanos españoles, es tan disparatado como negar nuestra pertenencia a la cultura cristiana por el simple hecho de no creer en Dios.

jueves, 27 de septiembre de 2012

¿Para qué queremos a los catalanistas?


La opinión de José García Domínguez en Libertad Digital.


Parece ser que en el congreso último de CDC han ampliado el catálogo de eufemismos y cataplasmas retóricas con que de antiguo gustan adornar el objetivo secesionista. Nada nuevo bajo el sol. Desde su mismo origen, la voladura controlada de la soberanía española ha constituido la almendra doctrinal de una organización que siempre se ha querido más un movimiento (de liberación) que un partido. La novedad, pues, es que no hay novedad. ¿A qué entonces tanta lágrima de cocodrilo mesetario? ¿A qué ese súbito estruendo propio de las tormentas de verano y de las riñas entre las parejas de novios? A estas alturas de la construcción nacional, ¿a qué la pose airada del Partido Popular cual doncella ofendida?

Con ese respeto suyo tan reverencial hacia el dinero, la derecha de secano aún sigue dando pábulo a la añeja fantasía sociológica que responde por burguesía catalana. "Un importante empresario catalán...", titula con alguna frecuencia la prensa de orden en Madrid. Como si existiese vertebrado capaz de aunar los tres atributos a la vez. Y es que, a día de hoy, si un empresario es importante, seguro que no es catalán; y si es catalán, seguro que no es importante. En puridad, los únicos empresarios catalanes que merecen el título de importantes responden por Sony, Nissan, Volkswagen, Panasonic, Casio o Henkel. Aves de paso. He ahí la mítica burguesía pedánea.

Más allá de es eso, unas cuantas pymes, seis hermanos que hacen unas pastillas de caldo de pollo, un caja de ahorros y para de contar. Como en Murcia, pero con aires de Massachusetts. Y ante semejante leyenda urbana está dispuesto a rendir sus naves el Partido Popular. Porque igual que hay quien cree los ovnis, hay quien toma a Oriol Pujol Ferrusola por la reencarnación de Lorenzo de Médicis. Un equívoco digno de psicoanálisis sin el que no cabe entender la voluntaria subordinación de los conservadores ante CiU. Así, a imagen y semejanza de Aznar, Génova ha corrido a apuntalar en el poder a los catalanistas canónicos a cambio de nada. Ni una mísera propina. Nada de nada. El papel del tonto útil, aquel gran clásico vacante desde que se disolviera la Komintern, ya vuelve a tener dueño. Bravo por la derecha patria.

Con una marca España común y clara


Cuando una empresa consigue situar su producto en un lineal en el exterior tiene que hacer una labor de promoción brutal. Se necesita mucha más promoción de la restauración y de la industria. Sería útil unir esfuerzos y presupuestos, con una marca España común y clara.


Josep Antoni Vall, Director de Alimentaria en El Periódico de Catalunya.

martes, 25 de septiembre de 2012

El estado de excepción lingüístico


La opinión de Arcadi Espada en El Mundo.


El periódico sitúa el asunto de la inmersión lingüística en el terreno jurídico. Tiene motivos coyunturales. Pero es un camino cegado. Lo único que podría acabar con la inmersión lingüística es la política. La política que el Partido Popular y el PSOE se han negado a practicar durante tres décadas. Esconderse detrás de los jueces está ya demasiado visto. Este auto del tribunal catalán sitúa en su punto las cosas: le dice a ciudadanos españoles que vayan a pedir, a rogar, a suplicar, por su lengua. En esta humillación del que en su propio país ha de acudir a una ventanilla de provincias para que le concedan la misericordia de que sus hijos puedan estudiar en la lengua común está resumido todo el asunto. Los jueces, con las manos siempre bien lavadas, se limitan a aplicar el estado de excepción que ha decretado mucho antes la política.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Se habla y se entiende


A mediados del siglo XVI ya el 80 por 100 de los españoles hablaban español, como demuestran los trabajos de diversos autores, sin que eso implicara el abandono de las lenguas vernáculas allí donde existían. Especialmente singular es el testimonio del autor de una obra anónima publicada en Lovaina en 1559 y citado por López García. En él se enumeran y describen cinco hablas peninsulares: vascuence, arábigo, catalán, portugués y "el que yo nuevamente llamo Lengua Vulgar de España, porque se habla y se entiende en toda ella generalmente, y en particular tiene su asiento en los reinos de Aragón, Murcia, Andalucía, Castilla la Nueva y Vieja, León y Portugal".


Lenguas en guerra, IRENE LOZANO

miércoles, 19 de septiembre de 2012

martes, 18 de septiembre de 2012

¿Genocidio cultural?


No es que los gobernantes estuvieran dotados de una exquisita sensibilidad respecto a las lenguas vernáculas españolas o a las indígenas. No niego que hubiera actos de imposición lingüística, pero desde luego están muy lejos de constituir lo que se ha calificado, para ofensa de armenios, kurdos o judíos, de "genocidio cultural" por algún autor catalán, cuyo nombre me ahorro porque lo publicó hace treinta años y todos tenemos derecho a mudar de opinión cuando el paso del tiempo va poniendo las cosas en su sitio.


Lenguas en guerra, IRENE LOZANO

lunes, 17 de septiembre de 2012

Del PP a CiU


Recientemente el que fuera diputado del PP, Manuel MIllán Mestre, declaraba en Els Matins de TV3: «¡Me sentía deudor de Fraga pero ahora he recuperado mi libertad política! Artur Mas me dijo que me firmaba inmediatamente la incorporación a Convergència y le dije: 'Mientras viva Fraga, no'. ¡Pero ahora soy libre!»
Del PP a CiU, el camino natural...

viernes, 14 de septiembre de 2012

El prestigio de la lengua


El nacionalismo catalán contaba, por el contrato, con un doble bagaje: el desarrollo industrial y el movimiento cultural denominado Renaixença, con representantes ilusrres como Jacinto Verdaguer. Eso propició una circunstancia decisiva en el devenir de la lengua catalana. Aunque hasta el siglo XIX los monolingües en catalán habitaran en las zonas rurales y más atrasadas, poco a poco las clases acomodadas surgidas al amparo del desarrollo económico hicieron suya la lengua, lo que no ocurrió entre las élites vascas, y esto otorgaría posteriormente al catalán un prestigio del que carecieron el euskera y el gallego, asociados a los caseríos y las aldeas. Esa consideración sería decisiva a lo largo del siglo XX para contrarrestar la masiva llegada de inmigrantes castellanohablantes.


Lenguas en guerra, IRENE LOZANO

jueves, 13 de septiembre de 2012

Catalanes reciclados


No hay que perder de vista que cuando se proyecta sobre una lengua toda esa carga simbólica lo que se está haciendo no es proteger el patrimonio cultural o la diversidad sino, pura y simplemente, política. La planificación lingüística persigue el objetivo de cambiar el estatus y la implantación de las lenguas. Como ha señalado L. Dion a propósito de Quebec, "cuando los grupos discuten de política lingüística es el poder social y el poder económico el que, en realidad, se está negociando". Jesús Royo Arpón, catedrático de catalán, se ha lamentado de la situación con crudeza: "Lo que importa es que el ciento por ciento del poder sea en catalán, o sea, reservado para los catalanes no inmigrados. Con una cuota para los "catalanes reciclados", es decir, descastellanizados".


Lenguas en guerra, IRENE LOZANO.

Los Mossos y el castellano


La opinión de Juan Antonio Cordero en La Voz de Barcelona.


http://www.vozbcn.com/2012/01/17/99473/mossos-y-el-castellano/

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Simbólico


Cuando los diputados de ERC reivindican el derecho a emplear la lengua propia en las Cortes, lo de menos es la reclamación concreta, que nos otorgaría el sublime espectáculo de ver a 350 diputados con un idioma común enganchados a los cascos de la traducción simultánea. El objetivo es mucho más simbólico: ocultar su destreza en el manejo de la lengua española, orillar ese vínculo que los une al resto de sus señorías, a los pueblos de España y a los camareros de los restaurantes cercanos a la Carrera de San Jerónimo. El fin es dar la impresión de que el castellano no es también la lengua propia de los catalanes.


Lenguas en guerra, IRENE LOZANO.