martes, 10 de diciembre de 2013

El delirio regional

Llevamos más de un siglo arrastrando una rémora reaccionaria y nadie ha sido capaz de ponerle punto final. El delirio regional corresponde todavía a un enquistamiento de la España negra en pleno siglo XXI. La cuestión sigue siendo la misma: o se largan o se quedan con cara sonriente. Pero esa monserga diaria es mortífera por su enorme pesadez y sobre todo por el desgaste que supone para la cimentación de los temas esenciales de ámbito nacional.  

                                                                                                                                                                 Diarios de un francotirador. ALBERT BOADELLA.

lunes, 25 de noviembre de 2013

miércoles, 6 de marzo de 2013

Un mal modelo

Victoria Prego en El Mundo.



Ese modelo de inmersión que, según dicen los nacionalistas, tan bien funciona y ha producido en Cataluña una armonía y cohesión sociales envidiables, no se aplica en ningún lugar del mundo porque es un modelo que expulsa del sistema educativo la enseñanza de la lengua común de todos el país y, por tanto, atenta contra la igualdad de derechos.
Así que no es un buen modelo. Es malo. Es verdad que ha resultado muy útil para los proyectos y los sueños nacionalistas, que ya se han visto cuáles son. Pero resulta que es ahí, en ese modelo excluyente, en el que se ha enseñado a los niños que Cataluña fue durante siglos una nación independiente posteriormente invadida y sometida por España; que la guerra civil fue una guerra de España contra Cataluña; que los catalanes siempre fueron antifranquistas y, ya más modernamente, que «España nos roba». Vaya un modelo.
Y es mentira, además, que la modesta pretensión gubernamental de que el castellano sea incluido en la escuela en condiciones de «razonable proporcionalidad» con el catalán suponga dinamitar el sistema, como dicen ellos. Sólo supone intentar evitar la expulsión de hecho del castellano que se practica en las escuelas catalanas. Hace siete años que el propio Artur Mas lo explicó crudamente en un foro celebrado en la sede de EL MUNDO: «Que monten un colegio privado en castellano para el que lo quiera pagar, igual que se montó uno en japonés en su momento». Es esta filosofía, la suya, la que abofetea el espíritu constitucional. No la de quien pretende abrir un discreto hueco a la lengua de todos.
En Cataluña, el castellano no tiene ningún problema en la calle. Eso es un hecho. Pero es precisamente eso lo que a los nacionalistas les preocupa y lo que pretenden modificar. Resulta, por lo demás, asombroso que el portavoz Homs acuse al Gobierno de intentar una reforma encubierta de la Constitución. Primero, porque, en esta misma línea, el Supremo ha dictado varias sentencias ordenando a las autoridades catalanas el cumplimiento de la ley, cosa que se han negado a hacer porque ni tribunales ni Constitución pararán su camino hacia la libertad. De momento se lo han parado las urnas, pero parece que también se van a hacer los sordos ante eso.
Y, segundo, porque lo que realmente supuso un intento de vaciamiento constitucional encubierto fue el Estatuto aprobado en el Parlamento catalán en 2005, que rompió amarras con la Carta Magna y su espíritu político sin que los líderes de CiU - que iban de segundones, intentando ponerse a la altura de las ocurrencias de Maragall- se sintieran mínimamente escandalizados por la gravedad de la operación. Carecen de toda autoridad política para esgrimir ahora un argumento como ése.

martes, 29 de enero de 2013

Traidor nacional de Cataluña

También me toca admitir que, una vez comprobado mi estado de ánimo actual, nada resulta tan sano como desertar de las fidelidades mentales que lleva implícitas el terruño de nacimiento. Señores, tengo a bien aceptar gustosamente el título honorífico de Traidor Nacional de Cataluña que acabo de concederme con la aquiescencia implícita y mayoritaria de mis exconciudadanos.    

Diarios de un francotirador, ALBERT BOADELLA

lunes, 21 de enero de 2013

Andrés Velencoso

Soy español, catalán y ciudadano del mundo, por este orden. No sé qué quiere hacer Mas, pero independizarnos no nos llevará a ningún sitio. Me siento entre dos aguas: soy muy catalán y defiendo a Catalunya donde voy. Y también muy español, porque mis raíces vienen de Andalucía y La Mancha.


ANDRÉS VELENCOSO