lunes, 11 de mayo de 2009

Cambio de matrículas.


La opinión de José Domingo.

El mercado del automóvil padece una profunda crisis. Los coches duermen en los concesionarios y ello repercute de una manera directa en un sector estratégico para la economía española que está influyendo en la destrucción de empleo, en la reducción de las exportaciones y en las empresas auxiliares.

Ante una situación tan preocupante, las Comunidades Autónomas se están planteando suplir el fracaso del Plan Vive del Gobierno central, mediante medidas destinadas a impulsar la venta de coches y relanzar la industria, consistentes en ayudas a las familias para compras de un nuevo coche (entre 1.200 y 2.200 euros), o la rebaja del impuesto de matriculación.

Todas no, porque para el Gobierno catalán la principal preocupación es que las matriculas de los automóviles incluyan de manera obligatoria el CAT y la bandera autonómica. Hay que reconocer que el Tripartito es impasible al desaliento. Las empresas de venta de coches llevan pronunciándose en contra de esta medida desde que vio la luz la propuesta. El argumento es intachable, la venta de los vehículos se dificulta por la conflictividad política entre Comunidades Autónomas. Me parece innecesario, incorporar los distintivos autonómicos a las matriculas de los coches, pero en el supuesto de que, al final, venciera la tenacidad del Gobierno, sugeriría que la adhesión fuera voluntaria.

De todas formas, me da la impresión de que este es uno de los nuevos globos -despiste al que nos tiene acostumbrado el Gobierno. Si se habla de “chapas” no se debate sobre los cientos de miles de parados y los problemas de financiación de las empresas

De aprobarse la iniciativa, algunos políticos se quedarían sin el conflicto y ellos necesitan demostrar su acreditado “patriotismo” tapando la “E” de la matricula y añadiendo el “CAT”. Estos mismos políticos son los que dedican horas y horas a tratar de convencer a los policías para que no les denuncien por incumplir el código de la circulación por incorporar símbolos no permitidos a la matrícula y a advertirles sobre los que les puede “caer” por cumplir con la norma y proponerles una sanción.

Desde luego, el Gobierno catalán ha perdido el sentido de la orientación. Se dedica a jugar a las matrículas, cuando lo que se juega en estos momentos es la industria del automóvil.

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