jueves, 13 de agosto de 2009
Hoy sábado
Albert Boadella en su blog.
Vivir en un territorio que se halla bajo los efectos de una epidemia mental es algo que requiere cierta estrategia para no salir contaminado, o lo que es aún peor, no acabar en la paranoia precisamente por contagio de paranoicos. Tampoco puedes llegar a obsesionarte pensando que el virus afecta a la totalidad de la población y que cuando alguien te mira por la calle es para increparte por tu falta de adhesión al delirio regional. Sin embargo, esta forma de supervivencia en territorio comanche requiere cosas imprescindibles que no se pueden descuidar. La primera y esencial es relacionarse solo con ciudadanos inmunes. Es una obviedad claro, pero la estrategia no resulta tan sencilla porque externamente los enfermos pueden aparentar a menudo ser gente sensata, razonable e incluso educada (esto último cada día más difícil en Cataluña) y cuando menos lo esperas y empiezas a tomarles afecto te lanzan un “Si pero en Madrid es aun peor…” Naturalmente, el síntoma te obliga a salir zingando y seguir convencido de que el aislamiento es la única posibilidad de evitar contagios y sucumbir a la paranoia en sentido contrario. Lo demás es pura rutina de abstención a la lista de siempre.
TV3
Catalunya Radio
El RAC
El Avui
La Vanguardia
Las ediciones regionales de los periódicos nacionales
El digital e-noticies
Y finalmente, algunas secreciones comarcales como el Punt Diari, Regiò 7 y El Nou 9
Así de fácil. Siguiendo tales pautas se puede vivir con la misma tranquilidad y soledad aséptica que lo haría cualquier ciudadano en Alaska con la diferencia de un clima bastante más soportable.
Evidentemente, eso siempre que a la masa de enfermos no les de por buscar las razones de su incontestable superioridad en el Rh y en el control de los árboles genealógicos.
Entonces, además de Segovia, siempre nos quedará París
Hasta el lunes… si Dios quiere
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