En aras del egoísmo se sacrificó el amor a la patria y se fomentó una política anti-española, no como resultante de un odio, pero sí de un cálculo. Pero este discurso calculado y demagógico llevó finalmente al odio. Y no hay peor odio que el que no se puede objetivar y racionalizar. Éste es el drama del nacionalismo actual: que sabe que odia, pero no sabe por qué odia.
Historias ocultadas del nacionalismo catalán, JAVIER BARRAYCOA
sábado, 10 de noviembre de 2012
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