sábado, 31 de enero de 2009
Exiliados
14.000 maestros se fueron de Catalunya entre 1.983 y 1.985. Un goteo continuo de exiliados en su propia tierra. Muchos se fueron antes, muchos se fueron después...Y muchos están pensando en irse próximamente. Según el Nacionalismo un goteo asumible y beneficioso...Según la razón un suicidio colectivo de gran valía para nuestro presente y nuestro futuro.
jueves, 29 de enero de 2009
Entrevista a un zurdo mental.
Socialdemocracia Republicana. Ese es el título del primer libro de Juan Antonio Cordero. Si los programas electorales llevasen copyright los socialistas canarios le hubiesen hecho rico.
1.- El subtítulo de tu libro es: Hacia una formulación cívica del socialismo. ¿En qué varía esta formulación el socialismo que gobierna actualmente en España y Catalunya?
Una de las razones que me impulsaron a escribir este libro fue la polisemia que ha ido rodeando el término de socialismo hasta convertirlo en una palabra vacía que vale lo mismo para un roto que para un descosido. Muestra de ello es que un gobierno como el autonómico catalán se diga socialista mientras defiende para Cataluña el cupo vasco y la regresiva y muy antisocialista idea de que "els impostos catalans els volem a Catalunya" (llevada al plano individual, el dinero que pago en impuestos quiero que se quede en mi casa), sin que nadie se sonroje. Y otro tanto cabe decir del gobierno "socialista" español, ideólogo y responsable de una ronda de reformas estatutarias que se ha hecho al grito (también muy poco socialista) de "lo mío, mío y lo tuyo, de los dos", todo ello a cuenta de unos privilegios de base histórica que no tienen nada que ver no ya con el socialismo, sino con la simple modernidad ilustrada que emerge con la Revolución francesa.Esa es quizá la primera diferencia entre este supuesto socialismo "oficial" y el horizonte que se menciona en el subtítulo del título: el primero se ha acabado convirtiendo en una etiqueta vacía y despojada de todo contenido ideológico, reclamo electoral y cortina de humo para esconder y disimular políticas abiertamente regresivas. El segundo, por el contrario, aspira a recuperar los valores en torno a los cuales cobra consistencia el proyecto político socialista (libertad, igualdad, fraternidad o solidaridad) y a proyectarlos políticamente en un contexto nuevo y cambiante, que se parece poco o nada a situaciones anteriores, y que requiere, por tanto, nuevas miradas y nuevos enfoques desde el socialismo. La idea central del libro, el sentido de la "formulación cívica" que se menciona en el subtítulo, es que esta actualización del proyecto socialista pasa necesariamente por potenciar el concepto de ciudadanía como espacio público y común de iguales derechos e igual libertad para todos, independientemente de los condicionantes privados (socioeconómicos, familiares) y las identidades particulares (religiosas, étnicas, lingüísticas) de cada cual. Todo lo contrario de lo que ha supuesto el proyecto zapaterista y del PSC en estos últimos años, en el que la identidad de los territorios, las lenguas, los derechos históricos y otras reminiscencias premodernas han ocupado la centralidad del debate político, en detrimento de los ciudadanos y de los derechos y libertades que como tales les (nos) corresponden.
2.- ¿Están pasados de moda los conceptos: Libertad, igualdad y solidaridad?
En absoluto. Son valores con vocación de universalidad que, además, no han desaparecido del debate político en dos siglos de uso y abuso. Quizá es la solidaridad el eslabón más débil de la cadena, o lo que menos "de moda" está. Pero, en mi opinión, la defensa de la igualdad y la libertad o, si se prefiere, el compromiso con la igual libertad de cada ciudadano es inalcanzable sin una solidaridad (o fraternidad) que se comprometa con la igual libertad de los demás tanto como con la propia, asumiendo así que la propia es inseparable de la de los demás.
Como el término "socialismo" del que hablábamos antes, el manoseo de estos conceptos por parte de la clase política y su utilización cuando toca y cuando no toca, acaba desgastándolos, desvirtuándolos ante la opinión pública. Cuando las palabras "libertad", "igualdad" y "solidaridad" se emplean indiscriminadamente para designar proyectos diferentes e incluso opuestos, indudablemente se erosionan y acaban significando muy poco o aportando muy poca claridad a la descusión. En este sentido, hoy se hace necesario hablar, además de los lemas más o menos vagos en las que todos (conservadores y socialistas, liberales y reaccionarios, tradicionalistas y progresistas) podemos encontrarnos, de qué libertad, qué igualdad (igualdad para qué) y qué solidaridad (solidaridad entre quiénes y para qué) se defiende desde cada proyecto político. El socialismo tiene una vinculación muy fuerte con esta terna de valores, popularizada por la Revolución francesa, pero tiene que profundizar en ellos si quiere dar un contenido concreto a su proyecto. Y son muchas las elecciones posibles: el nacionalismo se articula en torno a una concepción de la igualdad y la solidaridad que excluye a los que no se reconocen en una esencia identitaria concreta. La derecha liberal agita la bandera de la libertad económica, esto es, la libertad para tener, acumular, comprar y vender sin interferencias de nadie, y se queda con un concepto peculiar, restrictivo en mi opinión, de la igualdad. La izquierda, o el socialismo, tiene que tomar partido y comprometerse también con un determinado enfoque de estos valores, adaptado a los tiempos y coherente con su propio compromiso humanista.
3.- A día de hoy, ¿te atreverías a afirmar que el ciudadano es dueño de su futuro?
No. Precisamente esa aspiración es la que da sentido, a mi entender, a la vigencia de la izquierda y del socialismo como proyecto político transformador. Mientras el ciudadano no sea dueño de su futuro, mientras persistan desigualdades no achacables a la libertad personal, tendrá sentido hablar de socialismo. Y esas "desigualdades sin responsabilidad", la erradicación de las cuales es objetivo y razón de ser de la izquierda, persisten hoy en día, incluso en el seno de nuestras afortunadas sociedades. Hay factores que escapan al control del individuo, desde el género hasta la situación familiar o socioeconómica, que abren o restringen el abanico de oportunidades disponibles. Las sociedades occidentales (y en este proceso el socialismo democrático ha sido una fuerza determinante) han combatido con relativo éxito muchas de las desigualdadades que imposibilitaban o hacían muy difícil el progreso de los individuos, pero no ha conseguido erradicarlas. La propia evolución de la sociedad hace emerger nuevas formas de desigualdad, junto a las antiguas, que pueden hacer al ciudadano menos dueño de su vida. El repliegue identitario es uno de los fenómenos que puede hacer retroceder esta tendencia; las dinámicas de la globalización, por su parte, también pueden tener efectos perniciosos en este sentido, según cómo se gestione. La lucha contra las "desigualdades sin responsabilidad" es, en ese sentido, terriblemente actual y necesario en nuestras sociedades, y en un grado mucho más pronunciado en otras partes del mundo.
4.- Ni Zapatero habla de izquierda, como mucho habla de progresismo. ¿Qué sentido tiene en el S.XXI hablar de izquierdas?
Cíclicamente se plantea en los ámbitos políticos y mediáticos la vigencia o no de la dicotomía entre "izquierdas" y "derechas". Es un debate recurrente, pero los profetas del fin de las ideologías son una y otra vez puestos ante la realidad. En mi opinión, hay un equívoco que añade confusión al debate y facilita que no quede nunca completamente cerrado. La izquierda, tal y como yo la entiendo, responde a una concepción del hombre, la sociedad (al fin y al cabo, la forma que tienen los hombres de vivir en común) y el Estado (los instrumentos de que se dota la sociedad para garantizar su propia pervivencia) que puede presentarse de muchas maneras, con mayor o menor grado de matices. Si se me permite la enorme simplificación, yo relaciono la razón de ser de la izquierda con la convicción de que hay factores que no dependen del individuo pero que pueden condicionar negativamente su proyecto de vida, y de que esos factores no son (desde un punto de vista normativo) deseables. La izquierda, o las izquierdas, a mi parecer, asumen ese punto de partida y orientan sus esfuerzos a combatir, de diversas formas, con diferentes estrategias, con distintos grados de radicalidad y desde diferentes enfoques, esas desigualdades que pueden impedir que el hombre sea plenamente responsable (y plenamente libre, por tanto) de su vida.
Si se acepta esta descripción, necesariamente vaga porque el concepto de "izquierda" incluye posiciones y proyectos muy diferentes, la respuesta se contesta sola. En la medida en que esas desigualdades perviven (y perviven, como decíamos antes, incluso en las sociedades más afortunadas e igualitarias), tiene sentido hablar de izquierda y tiene sentido hablar de socialismo.
5.- ¿Qué entiendes por libertad cívica?
Decía Jean Jaurès que "la République, c'est la societé où chacun a le temps et la liberté pour agir en citoyen" (la república es la sociedad donde cada uno tiene el tiempo y la libertad de actuar como ciudadano). Es una buena aproximación al concepto de libertad cívica, tal y como se presenta en el libro: por libertad cívica se entiende la plena capacidad del individuo para desplegar los atributos de ciudadanía en el marco de la sociedad. De acuerdo con el modelo de ciudadanía que se presenta en el libro (derechos civiles, derechos políticos, derechos sociales, respeto a la Ley y al Estado como emanaciones de la comunidad cívica), ello supone la capacidad de construir autónomamente su proyecto vital en iguales condiciones que sus pares, por un lado, y el derecho a interactuar con su entorno y a participar en la definición del espacio público del que forma parte. Con esta definición, la libertad cívica desborda tradicional disyuntiva entre libertades defensivas (del individuo frente a la interferencia de la comunidad o la dominación externa en su esfera privada) y libertad positiva (del individuo en la esfera pública de la comunidad), reconociendo el carácter complementario e inseparable de las esferas públicas y privada, y asumiendo la imposibilidad de concebir el individuo y su libertad en oposición (bien positiva, bien negativa) con la comunidad en la que es ciudadano. Es, por tanto, una atribución del individuo en tanto que ciudadano, es decir, en tanto que miembro de una comunidad cívica y política que constituye y protege esa libertad y en la que la libertad cívica de cada uno es condición para la propia.
6.- Actualmente vives en Francia. ¿Qué diferencias destacarías entre la izquierda francesa y la española?
La primera diferencia que llama la atención es la relativa debilidad del PS francés en el conjunto de la izquierda. Al contrario que en España, donde las fuerzas situadas a la izquierda del PSOE se encuentran reducidas a la mínima expresión, tanto social e institucionalmente; en Francia existe un PS mayoritario pero no hegemónico, un minúsculo partido progresista procedente de la tradición radical-socialista, un Partido Comunista relativamente fuerte, aunque en crisis, y una serie de formaciones de extrema izquierda (Lucha Obrera y Liga Comunista Revolucionaria) cuya capacidad de movilización y radicalismo es sorprendente cuando se examina con parámetros españolas. Ciertamente, el sistema electoral favorece la multiplicidad de partidos de izquierda (al contrario que en España, donde la tendencia bipartidista favorece la concentración del voto en una única opción, en este caso el PSOE), pero además puede decirse, si se permite la simplificación, que la centralidad en el debate político en Francia se encuentra en muchos aspectos "a la izquierda" de la centralidad en el debate político español. El Estado de Bienestar, el intervencionismo estatal en la economía, el laicismo, en fin, muchas posiciones que en España aún se sitúan exclusivamente en la izquierda del espectro político democrático, están profundamente arraigadas en el consenso republicano francés, que abarca tanto a la izquierda como a la derecha democráticas. Ello puede explicar, en parte, el mayor radicalismo (sobre todo retórico, pero también práctico) del PS francés respecto al PSOE, y la existencia de una extrema izquierda esplendorosa si se compara con la agonizante Izquierda Unida española.
Este consenso republicano alcanza también un modelo de Estado fuertemente centralizado, conectado con una identidad nacional fuerte compartida tanto por la izquierda democrática como por la derecha democrática (liberal y gaullista). El jacobinismo, el centralismo político y la afición por la nación como patria de los derechos del hombre forman parte relevante en el sustrato ideológico de la izquierda francesa, en clara contraposición con una izquierda española cuya actitud ante la nación española y el Estado que la encarna es tremendamente problemático.
Desde el punto de vista organizativo, el sistema electoral también tiene consecuencias sobre la estructura de los partidos. El elevado protagonismo de los cargos electos en la vida política francesa tiende a debilitar los aparatos de los partidos y a orientarlos más hacia modelos de dirección colegiada y más inestable, sobre todo cuando el partido o la coalición de partidos en cuestión no es mayoría presidencial y carece, por tanto, del liderazgo indiscutido del Jefe del Estado. Este es el caso del Partido Socialista francés en la actualidad: relegado a la oposición tras el fracaso de Ségolène Royal frente a Nicolas Sarkozy, el partido se halla en una grave crisis de liderazgo en la cual son muchos los líderes territoriales, "dinosaurios" y figuras emergentes que se disputan una hegemonía que, en todo caso, no alcanza los grados de monolitismo se registran, por ejemplo, en el PSOE zapaterista o felipista.
La debilidad de los partidos franceses tiene su compensación en una mayor vitalidad de la sociedad civil que también contrasta con la fragilidad española. Al contrario que en nuestro país, Francia cuenta con una marcada tradición reivindicativa que se concreta en un potente tejido sindical y asociativo independiente del poder político (de los grandes partidos), aunque muy belicoso y fuertemente politizado. El poder de este tejido social, sobre todo si no es directamente controlable por los grandes partidos, puede derivar -y de hecho deriva en ocasiones- en desviaciones corporativas o procesos de radicalización peligrosos, pero es difícil contrastar sin un punto de envidia este panorama con el grado de dependencia de movimientos sociales, estudiantiles, universitarios y sindicales respecto a los partidos políticos en España.
Ahora bien, la mayor pluralidad y el mayor dinamismo de la izquierda francesa en su conjunto (tanto la izquierda institucional como la social o cívica, y aun estando en la oposición) respecto a la izquierda española no es garantía de éxito ni de sostenibilidad. La crisis en que se encuentran sumergidos partidos (desde el PS hasta el especto anticapitalista, pasando por un languideciente PCF), sindicatos (que pueden sufrir un proceso similar al de las trade-unions británicas en su enfrentamiento con Thatcher, si no alejan de sí la tentación corporativa) y movimiento universitario no es coyuntural, es quizá más grave que la que se registra en otros países y responde a la necesidad de abandonar las trincheras de un radicalismo retórico fuera de tiempo y políticamente estéril, y abordar una adaptación seria, ideológica y estratégica, a las nuevas realidades políticas y sociales.
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miércoles, 28 de enero de 2009
Demasiados fallos con demasiada frecuencia.
Enrique Badía en Estrella Digital.
Ha sido la segunda vez en pocas semanas: los avisos y previsiones de temporal lanzados por la Agencia Estatal de Meteorología (AEM) se han quedado cortos y han errado parcialmente al señalar dónde iba a ocurrir lo peor. No puede ni debe servir de excusa para la poco diligente labor de algunas administraciones territoriales, pero vale para remarcar que determinados organismos públicos, de pobladas plantillas y más que abultados presupuestos, tienen pendiente demostrar su utilidad.
Yendo a aspectos más de fondo, no cabe pasar por alto que cada situación crítica degenerada en tragedia vuelve a poner en cuestión el consagrado principio sobre el que se asienta la descentralización: la proximidad como sinónimo y garantía de mayor eficiencia en la prestación de servicios a la sociedad.
Sin duda, el principio destila lógica y por tanto hay que presumirle validez. El problema está en que algunos gobernantes territoriales, en particular los autonómicos, pueden haber considerado que la asignación de competencias era el punto de llegada, no el de partida para efectivamente mejorar los niveles de prestación de servicios a la comunidad. Son aquellos que discurren dedicados, casi obsesionados por cuestiones estéticas y protocolarias, básicamente centrados en seguir obteniendo competencias y recursos "de Madrid".
Sería probablemente injusto cargar las tintas con carácter generalizado. Hay que reconocer que bastantes cosas han mejorado al aplicar el mentado criterio de proximidad, pero otras siguen igual o peor que antes, en parte agravadas por lo que se puede y debe considerar gran fracaso del proceso de configuración del Estado de las Autonomías: la coordinación entre las distintas administraciones públicas; en particular, la referida a la relación entre central y autonómicas, pero también de éstas entre sí.
Otra muestra de actualidad estos días atañe a la administración de Justicia. Entre las reivindicaciones planteadas por los jueces bajo amenaza de huelga figura la puesta en marcha de la comprometida Oficina Judicial, que acumula más de un lustro de retraso desde que fue aprobada. Las razones son variadas, pero una esencial es que los sistemas informáticos implantados en las distintas comunidades autónomas con competencias propias en la materia son del todo incompatibles entre ellos y alguno con el desarrollado desde el Gobierno central.
Algo parecido ocurre en otros ámbitos del área pública, poniendo de relieve fallos en la ejecución del proceso: por demasiados sitios emergen ejemplos de incapacidad, o puede que dejación de la Administración central en la cesión de competencias, que no ha querido, sabido o podido ejercer el papel que le corresponde en materia de coordinación. Aunque tampoco cabe exculpar a quienes han hecho de los entes territoriales núcleos más orientados a ejercer poder que a prestar más y mejores servicios a los ciudadanos... la que se presume su verdadera razón de ser.
En todo caso, conviene no confundir el modelo con la poca o mucha eficiencia con que se está materializando. La descentralización es y está bien que sea un camino irreversible. De lo que va siendo hora es de que el refrendo de las urnas premie o sancione, según los casos, lo que las administraciones, también las territoriales, han hecho o dejado de hacer de la mano de quienes las gobiernan: bien, regular o peor.
Ha sido la segunda vez en pocas semanas: los avisos y previsiones de temporal lanzados por la Agencia Estatal de Meteorología (AEM) se han quedado cortos y han errado parcialmente al señalar dónde iba a ocurrir lo peor. No puede ni debe servir de excusa para la poco diligente labor de algunas administraciones territoriales, pero vale para remarcar que determinados organismos públicos, de pobladas plantillas y más que abultados presupuestos, tienen pendiente demostrar su utilidad.
Yendo a aspectos más de fondo, no cabe pasar por alto que cada situación crítica degenerada en tragedia vuelve a poner en cuestión el consagrado principio sobre el que se asienta la descentralización: la proximidad como sinónimo y garantía de mayor eficiencia en la prestación de servicios a la sociedad.
Sin duda, el principio destila lógica y por tanto hay que presumirle validez. El problema está en que algunos gobernantes territoriales, en particular los autonómicos, pueden haber considerado que la asignación de competencias era el punto de llegada, no el de partida para efectivamente mejorar los niveles de prestación de servicios a la comunidad. Son aquellos que discurren dedicados, casi obsesionados por cuestiones estéticas y protocolarias, básicamente centrados en seguir obteniendo competencias y recursos "de Madrid".
Sería probablemente injusto cargar las tintas con carácter generalizado. Hay que reconocer que bastantes cosas han mejorado al aplicar el mentado criterio de proximidad, pero otras siguen igual o peor que antes, en parte agravadas por lo que se puede y debe considerar gran fracaso del proceso de configuración del Estado de las Autonomías: la coordinación entre las distintas administraciones públicas; en particular, la referida a la relación entre central y autonómicas, pero también de éstas entre sí.
Otra muestra de actualidad estos días atañe a la administración de Justicia. Entre las reivindicaciones planteadas por los jueces bajo amenaza de huelga figura la puesta en marcha de la comprometida Oficina Judicial, que acumula más de un lustro de retraso desde que fue aprobada. Las razones son variadas, pero una esencial es que los sistemas informáticos implantados en las distintas comunidades autónomas con competencias propias en la materia son del todo incompatibles entre ellos y alguno con el desarrollado desde el Gobierno central.
Algo parecido ocurre en otros ámbitos del área pública, poniendo de relieve fallos en la ejecución del proceso: por demasiados sitios emergen ejemplos de incapacidad, o puede que dejación de la Administración central en la cesión de competencias, que no ha querido, sabido o podido ejercer el papel que le corresponde en materia de coordinación. Aunque tampoco cabe exculpar a quienes han hecho de los entes territoriales núcleos más orientados a ejercer poder que a prestar más y mejores servicios a los ciudadanos... la que se presume su verdadera razón de ser.
En todo caso, conviene no confundir el modelo con la poca o mucha eficiencia con que se está materializando. La descentralización es y está bien que sea un camino irreversible. De lo que va siendo hora es de que el refrendo de las urnas premie o sancione, según los casos, lo que las administraciones, también las territoriales, han hecho o dejado de hacer de la mano de quienes las gobiernan: bien, regular o peor.
martes, 27 de enero de 2009
domingo, 25 de enero de 2009
Las Embajaditas
Una columna de Alfonso Ussía, en La Razón.
Si a un dirigente del separatismo corso se le ocurre viajar a Nueva York para abrir una «Embajada de Córcega», a su vuelta sería detenido en el Aeropuerto. No por orden del Presidente de la República francesa, no por indicación del ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno francés, y menos aún por una diligencia imperativa del ministro del Interior. Sería detenido por el jefe de la Gendarmería del Aeropuerto, y puesto a disposición judicial acusado de traición a la nación francesa. Así de sencillo. En Francia no se admiten nuestras bromas territoriales, y el único que representa al Presidente de la República, a los ciudadanos y a todos los departamentos, es el Embajador de Francia. Entre el «Lehendakari» vasco, el Tripartito catalán -presidido por un socialista de Córdoba-, y el Gobierno de la «Xunta» de Galicia, están inaugurando y abriendo decenas de embajaditas dispersas por el mundo con pretensión de alto rango. Están convirtiendo en legaciones admitidas por el Gobierno de España lo que antaño eran las Casas Regionales. Las embajadas y consulados de España pierden su significado en beneficio de embajaditas y consuladetes que no tienen otro objetivo que desmenuzar el concepto de España fuera de nuestras fronteras. Y los promotores de estas gamberradas no son detenidos por traidores, porque ningún policía nacional o guardia civil se atrevería a detener a los principales causantes del desquiciamiento, que no son otros que el Presidente del Gobierno de España y su ministro de Asuntos Exteriores. Centenares de millones de euros, tan necesarios para combatir la pavorosa crisis económica que padece España, están siendo invertidos por los nacionalistas y socialistas vascos, catalanes y gallegos, en nuevas casas regionales con aspiraciones de embajaditas. Por supuesto, en ninguna de esas sedes folclóricas ondea ni está presente la Bandera de España, mensaje que no pasa desapercibido en las ciudades donde se ubican esos locales. El siguiente paso será el de exigir competencias consulares, y el último y definitivo, el de alcanzar, mediante la autorización del Gobierno de España, el reconocimiento del rango de embajadas para esos chiringuitos. España no es una nación invertebrada, como decía Ortega. España está vertebradísima desde mucho antes de que se vertebraran la mayor parte de las naciones de Europa. Los invertebrados y descerebrados somos los españoles, que hemos llegado a aceptar como hechos normales, situaciones inconcebibles. Esos chiringos autonómicos, embajaditas de pega y consuladetes de chiste, tienen que ser clausurados por contundentes motivos. Los vascos, los catalanes y los gallegos son españoles, y por ello, si a algún lugar tiene que acudir fuera de España para solucionar sus problemas es a la Embajada o al Consulado. El Embajador de España es el representante del Rey o Jefe de Estado ante la nación que acreditan sus cartas credenciales. Nadie puede usurpar su representatividad. Las relaciones internacionales de las autonomías no pueden ir por un lado y las de España por otro. El gasto de apertura y mantenimiento de esos locales alcanza límites fronterizos con el delito. Y no sirven para nada, excepto para humillar la imagen de España en el exterior. Cerrado el «Joy Eslava», hay que seguir con las embajaditas. Que ése, más o menos, es el rango comparativo.
sábado, 24 de enero de 2009
Lenguas y Enseñanza
Artículo de Xavier Pericay, en ABC.
«PISSARRA», como su nombre indica, es una pizarra. Pero no es sólo eso. Al menos en Baleares. Y es que allí «Pissarra» también es la revista del STEI, o sea, del Sindicat de Treballadores i Treballadors-Intersindical de les Illes Balears. Como seguramente ya habrán adivinado, una organización sindical que posee un órgano de comunicación llamado «Pissarra» no puede dedicarse más que a la enseñanza. Con todo, el STEI, que se define como un sindicato asambleario, de clase, ecologista, internacionalista, feminista y nacional -es decir, partidario del derecho de autodeterminación de Baleares, lo que conlleva (traduzco, claro) «la plena reivindicación y expansión de la lengua catalana como un elemento esencial de la mejora de la clase trabajadora de las Islas»-, también admite afiliados procedentes de otros sectores.
Aun así, a qué engañarnos, STEI remite básicamente a enseñanza. A enseñanza pura y dura. Para entendernos, el STEI es a Baleares lo que la USTEC a Cataluña: un sindicato con sus intereses particulares, pero, ante todo, una eficaz correa de transmisión de un interés mayor, el nacionalismo, felizmente gobernante allí como aquí. A nadie debería extrañar, en consecuencia, que la «Pissarra» a que aludíamos al principio refleje a las mil maravillas ese estado de cosas. Para muestra, su número más reciente, correspondiente al último trimestre de 2008. Dejemos a un lado las derivas igualitaristas, ecologistas, feministas, clasistas e internacionalistas y centrémonos, si les parece -espacio obliga-, en lo que constituye la perla de la revista.
Me refiero al artículo de Til Stegmann -abanderado de la lengua (y no precisamente alemana), cruz de Sant Jordi y premio Ramon Llull, entre otros méritos- titulado «Plurilingüisme o només angl_s? L´educació lingüística a l´escola». Tal vez porque el hombre ha dedicado su vida entera a esto, el texto ocupa siete páginas de la publicación -bien es verdad que la bibliografía, casi toda del propio autor, se lleva ya más de una página-. Pero lo esencial se encuentra justo al principio. Tras afirmar que el estudio del inglés no puede sino ir en detrimento del aprendizaje de las demás lenguas, Stegmann invita al lector -es decir, al enseñante balear- a quitarse de la cabeza esa idea de que hay que hablar una segunda lengua para poder comunicarse algún día con el prójimo. Según él (vuelvo a traducir), «esa idea es un formalismo puramente abstracto (...). Podemos convivir muy bien reduciendo nuestro horizonte de comunicatividad». Además, «el inglés es la lengua de Estados Unidos y de la propaganda americanizadora que se está comiendo el mundo», por lo que hay que renunciar a su aprendizaje y proponer, en todo caso, una lengua menos poderosa y menos peligrosa «para la libertad mental de la humanidad».
¿Y cuál debe ser, a su juicio, esa segunda lengua medio inútil, de andar por casa? Cualquiera. Es decir, todas y ninguna. Menos el inglés, claro. Y menos el catalán, que por algo es la primera y suprema. Así las cosas, Stegmann, ¿por qué no prueba con el castellano? Vamos, hombre, que hasta puede que los niños la entiendan.
viernes, 23 de enero de 2009
Culos.
El otro día hablando de política un amigo me dijo: "Las opiniones son como los culos que cada uno tiene el suyo". Pienso que ni muchísimo menos todos los culos son iguales. Hay culos que te hacen girar la cabeza, culos que hipnotizan, culos rotundos que han llevado a más de uno a la tumba. Y también hay culos que no sirven más que para una función excretora o como mera finalización de la espalda.
Si todos los culos no son iguales por qué van a ser iguales todas las opiniones. La gente habla porque tiene boca pero yo tengo derecho a abrir mis orejas cuando lo crea oportuno. Hay opiniones que te elevan hasta el cielo y opiniones que parecen hechas con el culo.
jueves, 22 de enero de 2009
Una de Obama.
Recojo una frase del discurso de Obama:
«A los que se agarran al poder por la corrupción y la mentira y silencian al que disiente, sepan que están del mal lado de la historia".
Es Presidente de un país. No es Presidente del mundo, aunque lo parezca, pero ojalá esta frase la cumpliesen todos los mandatarios del mundo...Especialmente los catalanes.
«A los que se agarran al poder por la corrupción y la mentira y silencian al que disiente, sepan que están del mal lado de la historia".
Es Presidente de un país. No es Presidente del mundo, aunque lo parezca, pero ojalá esta frase la cumpliesen todos los mandatarios del mundo...Especialmente los catalanes.
miércoles, 21 de enero de 2009
El resultado de muchos años trabajando con laca y otros productos de peluquería.
Noticia sobre Lluís Llongueras publicada en e-noticies.
El perruquer Lluís Llongueras ha dit que "si Obama fos català tindríem seleccions catalanes molt més ràpid". En una entrevista a la revista selecciona't, Llongueras ha indicat que "el govern estatal mai ens prendrà com una nació, això és evident. Però en tenen també molta culpa els polítics catalans que cedeixen en temes econòmics, de permisos, no avancem en les obres, hi ha molts retards; és una cosa increïble. Els polítics catalans són els que més s'haurien d'incloure en aquest pla i lluitar per l'oficialitat de les seleccions. Amb ells si que s'arribaria a bon port, però despisten. Estem dominats per la por".
Llongueras es pregunta "què és això que només hi hagi l'equip d'Espanya?" i afegeix que "això és anticompetitiu, això no és esport, ni esperit esportiu. S'ho prenen com una competència política. Què té a veure la política amb l'esport? Estan fent política pura i dura".
lunes, 19 de enero de 2009
Ante la seguridad de ser nación.
Una frase para reflexionar. El conseller de Economia, Antoni Castells dio con esta idea cuando buscaba el título de una conferencia que iba a dictar en la London School of Economics:
"Las naciones que están seguras de serlo no se dedican a proclamarlo a cada momento"
"Las naciones que están seguras de serlo no se dedican a proclamarlo a cada momento"
domingo, 18 de enero de 2009
Astracanadas
Sabino Méndez, en La Razón:
Cada vez que vuelvo de pasar la Navidad familiar en Cataluña, lo hago cómicamente sorprendido del punto de decadencia cultural que allí se está dando. Ahora resulta que el nuevo programa líder en TV3 es uno de humor racista. Para que se hagan una idea de lo que les hace reír, en uno de sus gags, el presidente Montilla es un negro imbécil que habla como un Obama analfabeto. En otro gag se propone que el rey medieval Jaume el Conquistador (un macro nazi que una parte de mis paisanos veneran incomprensiblemente) holgó con una mora y por eso el presidente autonómico habla tan mal el catalán. El programa, dirigido por Toni Soler, antiguo colaborador de Buenafuente, tiene una obsesión casi patológica por vejar al presidente nacido cordobés. Jamás ha tratado a Pujol o Maragall con ese humor de caca, culo, pedo, pis y bajo vientre. Sobre los dos millones de euros que le pillaron en un paraíso fiscal al padre del catalanista Artur Mas por supuesto no han dicho ni mú (y mira que tema tenían). Es un humor de excursionistas en torno a la hoguera; algo que, en mi juventud, llamábamos patufetismo-leninismo, también conocido como racismo-excursionista. A pesar de ello, el hecho de que en los sectores más chispeantes al director (que padece de cierta coquetería por salir en su propio programa) se le conozca ya como «BerlusToni» Soler demuestra que sigue habiendo vida inteligente en Cataluña. El programa triunfa en la cuota de pantalla de niños de seis años y jubilados. He ahí todo. Un tipo con talento ha quedado atrapado en la militancia pueblerina (requisito imprescindible para trepar en TV3) y, con la potencia de la emisora pública, han enviado un país entero al taller de manualidades, pensando que el humor, la cultura y el arte son creaciones que se hacen con rollos de papel higiénico.
sábado, 17 de enero de 2009
Anglada y el PSC
Cuando alguien del PSC intenta tocarme las narices diciendo que C´s coincide muchas veces con el PP. Lo que hago es contestarle que en el Parlament muchas veces coincidimos con el PSC pero que por lo visto le interesa más las coincidencias con el PP que con las suyas. También le explico que Plataforma per Catalunya (PXC) estuvo a favor del Estatut y le recomiendo que tenga cuidado con quien coincide.
miércoles, 14 de enero de 2009
Losantos agradece el Gilipollas del año.
Me gusta la revista El Jueves, cada miércoles me lo compro y en mi casa tengo un armario dedicado a guardar los ejemplares, desde el número uno hasta nuestros días. Por eso siento poner este video...Han hecho un video montaje con Federico Jiménez Losantos agradeciendo a Terra Lliure la bala que le dispararon. Lo siento pero en esta ocasión no tienen maldita la gracia.
lunes, 12 de enero de 2009
La piel dura.
Un político, aunque sea aficionado, debe tener la piel dura. Sales a la calle y los robots teledirigidos te insultan. Ellos piensan que son ciudadanos libres pero son zombis sin alma que se creen la mentira y te la escupen a la cara. Estaría bien que pensasen por qué no viene a insultarme el que les ha contado la trola. La respuesta sería que el programador se cree más listo...Después de todo, el zombi no es más que un borrego bípedo.
Hay que tener la piel dura. El individuo de este video no tendría futuro en política.
domingo, 11 de enero de 2009
Sobre la propuesta de financiación del Gobierno...
La opinión de Ángel de la Fuente, en El País:
Hace unos días, el Gobierno hizo pública su propuesta de bases para la reforma de la financiación autonómica. El documento propone aumentar significativamente el peso de las cesiones tributarias en relación con las transferencias estatales como fuente de financiación regional y esboza un sistema complejo de reparto con tres grandes bloques de fondos. Los dos primeros, los Fondos de Garantía y de Suficiencia, estarían ligados respectivamente a la financiación de los servicios públicos considerados fundamentales (sanidad, educación y servicios sociales) y a la del resto de las competencias autonómicas, mientras que el tercero incluiría recursos complementarios que se repartirían con criterios muy diversos.
El objetivo del Gobierno es que el documento sirva de base para consensuar la estructura del sistema antes de pasar a concretar sus detalles. La estrategia es acertada, porque, una vez haya números sobre la mesa, la atención de los gobiernos regionales se centrará únicamente en cuánto le toca a cada uno. Antes de llegar a este estadio, parece razonable intentar acotar la discusión, fijando al menos el esqueleto del sistema.
El documento contiene elementos muy positivos. El incremento de los porcentajes de cesión tributaria supone una mejora importante en el nivel de autonomía financiera de los gobiernos regionales y es también una condición necesaria, aunque no suficiente, para aumentar su grado de responsabilidad fiscal, mejorando así la rendición de cuentas a sus ciudadanos. La estructura básica del Fondo de Garantía que se dibuja en la propuesta es razonable y supone un avance significativo sobre la situación actual. Este fondo, que absorberá el grueso de los recursos del sistema, se financiará con un porcentaje de los ingresos tributarios cedidos a las autonomías y se repartirá basándose en criterios objetivos actualizados anualmente, con el fin de asegurar que todas las comunidades disfruten de la misma financiación por unidad de necesidad en cada momento, eliminando así muchas de las distorsiones del sistema actual. También se mejora apreciablemente la fórmula utilizada para calcular las necesidades de gasto, introduciendo la población en edad escolar como criterio básico de reparto para las competencias educativas y mejorando el indicador que se utiliza para distribuir la financiación sanitaria.
Otras partes del documento son menos satisfactorias. En primer lugar, el diseño del nuevo Fondo de Suficiencia queda demasiado en el aire. El documento sugiere que las comunidades se quedarán con la parte de los tributos cedidos no destinada al Fondo de Garantía y que el Estado complementará la financiación de las que obtengan menos recursos por esta vía y garantizará que nadie pierda financiación en relación con el sistema actual, pero no especifica cómo se determinarán las necesidades de gasto en competencias no consideradas básicas o hasta qué punto se nivelará este componente del sistema. Dependiendo de cómo se resuelvan estas cuestiones, podemos terminar con sistemas muy diferentes.
En segundo lugar, resulta preocupante la proliferación de fondos ad hoc con objetivos contrapuestos dentro del tercer bloque del sistema. En la propuesta se habla de recursos adicionales para regiones pobres y para regiones con niveles de financiación per cápita inferiores a la media o a su capacidad fiscal tras el reparto de los dos grandes fondos. A esto hay que añadir recursos para “compensar” (no se sabe muy bien por qué) a las regiones con mayores y menores tasas de crecimiento de la población y a todas aquellas que no tengan acceso a otros fondos especiales. Dejando de lado el coste de todo ello y el hecho de que resulta muy difícil contentar a todos cuando lo que les preocupa en muchos casos es su posición relativa y no absoluta, el problema fundamental con esta estrategia es que el intento de hacer a cada región un traje a medida puede desvirtuar los esfuerzos de racionalización que han guiado el diseño del Fondo de Garantía y amenaza con terminar perpetuando el principal vicio del sistema actual: la arbitrariedad de sus resultados.
Finalmente, el documento no entra en dos temas espinosos. El primero es la dinámica de la cláusula de statu quo. Está bien que nadie pierda dinero con el cambio de sistema, pero no debe permitirse que esta garantía congele el reparto sine die, como ha sucedido hasta ahora. El segundo es el cálculo de la llamada recaudación normativa, esto es, de la recaudación teórica por tributos cedidos que se utiliza para realizar los cálculos del sistema. Tal como ésta se fija actualmente, su importe es muy inferior a la recaudación real, lo que deja fuera del sistema muchos miles de millones de euros que, además, se reparten de forma muy desigual entre comunidades, contribuyendo muy notablemente a aumentar la arbitrariedad del reparto.
Para que el documento del Gobierno pueda cumplir su propósito, la propuesta tiene que ofrecer un margen suficiente de flexibilidad, pero también debería concretar la arquitectura del sistema con claridad. La tentación de posponer los asuntos más complicados es comprensible, pero, mientras éstos no se aborden, resulta difícil determinar si realmente hemos avanzado algo. Espero equivocarme, pero me temo que el acuerdo está más lejos de lo que el Gobierno piensa.
Hace unos días, el Gobierno hizo pública su propuesta de bases para la reforma de la financiación autonómica. El documento propone aumentar significativamente el peso de las cesiones tributarias en relación con las transferencias estatales como fuente de financiación regional y esboza un sistema complejo de reparto con tres grandes bloques de fondos. Los dos primeros, los Fondos de Garantía y de Suficiencia, estarían ligados respectivamente a la financiación de los servicios públicos considerados fundamentales (sanidad, educación y servicios sociales) y a la del resto de las competencias autonómicas, mientras que el tercero incluiría recursos complementarios que se repartirían con criterios muy diversos.
El objetivo del Gobierno es que el documento sirva de base para consensuar la estructura del sistema antes de pasar a concretar sus detalles. La estrategia es acertada, porque, una vez haya números sobre la mesa, la atención de los gobiernos regionales se centrará únicamente en cuánto le toca a cada uno. Antes de llegar a este estadio, parece razonable intentar acotar la discusión, fijando al menos el esqueleto del sistema.
El documento contiene elementos muy positivos. El incremento de los porcentajes de cesión tributaria supone una mejora importante en el nivel de autonomía financiera de los gobiernos regionales y es también una condición necesaria, aunque no suficiente, para aumentar su grado de responsabilidad fiscal, mejorando así la rendición de cuentas a sus ciudadanos. La estructura básica del Fondo de Garantía que se dibuja en la propuesta es razonable y supone un avance significativo sobre la situación actual. Este fondo, que absorberá el grueso de los recursos del sistema, se financiará con un porcentaje de los ingresos tributarios cedidos a las autonomías y se repartirá basándose en criterios objetivos actualizados anualmente, con el fin de asegurar que todas las comunidades disfruten de la misma financiación por unidad de necesidad en cada momento, eliminando así muchas de las distorsiones del sistema actual. También se mejora apreciablemente la fórmula utilizada para calcular las necesidades de gasto, introduciendo la población en edad escolar como criterio básico de reparto para las competencias educativas y mejorando el indicador que se utiliza para distribuir la financiación sanitaria.
Otras partes del documento son menos satisfactorias. En primer lugar, el diseño del nuevo Fondo de Suficiencia queda demasiado en el aire. El documento sugiere que las comunidades se quedarán con la parte de los tributos cedidos no destinada al Fondo de Garantía y que el Estado complementará la financiación de las que obtengan menos recursos por esta vía y garantizará que nadie pierda financiación en relación con el sistema actual, pero no especifica cómo se determinarán las necesidades de gasto en competencias no consideradas básicas o hasta qué punto se nivelará este componente del sistema. Dependiendo de cómo se resuelvan estas cuestiones, podemos terminar con sistemas muy diferentes.
En segundo lugar, resulta preocupante la proliferación de fondos ad hoc con objetivos contrapuestos dentro del tercer bloque del sistema. En la propuesta se habla de recursos adicionales para regiones pobres y para regiones con niveles de financiación per cápita inferiores a la media o a su capacidad fiscal tras el reparto de los dos grandes fondos. A esto hay que añadir recursos para “compensar” (no se sabe muy bien por qué) a las regiones con mayores y menores tasas de crecimiento de la población y a todas aquellas que no tengan acceso a otros fondos especiales. Dejando de lado el coste de todo ello y el hecho de que resulta muy difícil contentar a todos cuando lo que les preocupa en muchos casos es su posición relativa y no absoluta, el problema fundamental con esta estrategia es que el intento de hacer a cada región un traje a medida puede desvirtuar los esfuerzos de racionalización que han guiado el diseño del Fondo de Garantía y amenaza con terminar perpetuando el principal vicio del sistema actual: la arbitrariedad de sus resultados.
Finalmente, el documento no entra en dos temas espinosos. El primero es la dinámica de la cláusula de statu quo. Está bien que nadie pierda dinero con el cambio de sistema, pero no debe permitirse que esta garantía congele el reparto sine die, como ha sucedido hasta ahora. El segundo es el cálculo de la llamada recaudación normativa, esto es, de la recaudación teórica por tributos cedidos que se utiliza para realizar los cálculos del sistema. Tal como ésta se fija actualmente, su importe es muy inferior a la recaudación real, lo que deja fuera del sistema muchos miles de millones de euros que, además, se reparten de forma muy desigual entre comunidades, contribuyendo muy notablemente a aumentar la arbitrariedad del reparto.
Para que el documento del Gobierno pueda cumplir su propósito, la propuesta tiene que ofrecer un margen suficiente de flexibilidad, pero también debería concretar la arquitectura del sistema con claridad. La tentación de posponer los asuntos más complicados es comprensible, pero, mientras éstos no se aborden, resulta difícil determinar si realmente hemos avanzado algo. Espero equivocarme, pero me temo que el acuerdo está más lejos de lo que el Gobierno piensa.
sábado, 10 de enero de 2009
jueves, 8 de enero de 2009
El (verdadero) hecho diferencial.
Una columna del periodista y escritor, Manuel Trallero.
Estoy leyendo un libro absolutamente sensacional. Es la correspondencia entre Mercè Rodoreda, la autora de la Plaça del Diamant y su editor, Joan Sales. Éste repite varias veces que los catalanes nos hemos pasado quinientos años haciendo el imbécil. Él no pretende que los catalanes dejen de ser catalanes, sino que dejen de hacer el imbécil.
Me ha venido esta frase a la memoria al leer una información del Avui, que prácticamente, como suelen pasar desapercibidas en Catalunya cuando no son de autocomplacencia, según la cual “Catalunya se situa a la cua del creixement económic a l´Estat” Efectivamente, Catalunya con un crecimiento del 3.5 % del PIB, igual que Asturias y una décima por encima de la Comunidad Valenciana se sitúa en antepenúltima posición. Pero sucede además que esta dos décimas por debajo de la media del estado y que mientras el PIB acumulada entre el año 2000 al 2007 la mantenía en la posición número 12 ahora ha descendido a la posición número 17. Es decir ha perdido cinco lugares en el ranking, que por cierto encabeza Aragón mientras que Madrid va en octavo lugar.
Es decir, que mientras los catalanes nos preocupamos a machacamartillo por el tremendo problema de las selecciones deportivas nacionales, o si Air Berlin utiliza no utiliza el catalán, o si las cuatro columnas de la Exposición han de volver a colocarse así o asá, o si los tapices con las cuatro barras han vuelto ya al Ayuntamiento de Barcelona, mientras todos estos problemas nos quitan el sueño a la inmensa mayoría de los catalanes resulta que cada vez somos un poco más pobres. Pero esto no parece molestarnos en absoluto.
miércoles, 7 de enero de 2009
Botifler y colonizador.
Primero os ruego que leais esta perla encontrada en la web racocatala.
http://www.racocatala.cat/forum/llegir.php?idf=1&fil=71540
Me declaro culpable. Yo soy uno de los que procuran que se vean estas pegatinas con tan pernicioso mensaje. Me parece encomiable que os organiceis para despegarlas pero os advierto que tenemos 5.000 y somos mas pesados que un cerdo en brazos. Os podeis organizar para despegarlas y tranquilos si teneis la mala suerte de que os pille "in fraganti" no llamaré a la Guardia Urbana, llamaré a los Mossos d´Esquadra para que os detengan en la lengua que os sintais más a gusto.
En cuanto a lo de colonizador. Mis padres vinieron a Catalunya desde Guadalajara. Vinieron para sacar adelante a 6 hijos y fueron todo lo felices que pueden ser unos trabajadores. Vinieron, aprendieron catalán, se hicieron del Barça... He estado pensando y no he recordado que en ningún momento mi padre le dijese a mi madre: "Vamos a ver si colonizamos el Noroeste de la península". Mira que me han dicho insensateces pero esta de colonizador se lleva la palma.
martes, 6 de enero de 2009
viernes, 2 de enero de 2009
Dos frases para un año nuevo.
1. "El nacionalismo separatista no es más que neoliberalismo insolidario" (Fernando Savater)
2. "El nacionalismo es como un pedo, sólo gusta al que se lo tira" (Albert Boadella)
2. "El nacionalismo es como un pedo, sólo gusta al que se lo tira" (Albert Boadella)
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