domingo, 29 de agosto de 2010

Los mitos de la Historia de España. (32)

Fueron años terribles... La guerra supuso un mal negocio para Cataluña al tener que soportar muchos de los males que los rebeldes de Barcelona trataban de eludir con la separación de Castilla. Pérdidas materiales, muertes inútiles en la batalla y la visita inesperada de la peste cayeron sobre las tierras del Principado. Los gastos públicos desmesurados exigieron grandes emisiones de moneda que terminaron por provocar la ruina de la economía. Con los sectores fabril y comercial duramente castigados por el cierre de las vías italiana y peninsulares, el mercado interno tuvo que aguantar la invasión de las mercancias francesas en beneficio de una minoría de comerciantes improtadores.
El desengaño fue moneda común, de ahí que la burguesía catalana volviera de buena gana al redil de los Austrias españoles.

sábado, 28 de agosto de 2010

Los mitos de la Historia de España. (31)

El mito habla de una revolución nacional, pero la rebelión política contra Felipe IV fue una aventura protagonizada por la minoría dirigente del Principado y no por los segadores amotinados el día del Corpus. Los ensueños de Pau Claris condujeron a una separación formal de la monarquía española y a una nueva ocupación de ejércitos, pues la Generalitat, supuesta encarnación y depositaria de los fueros y libertades del país, no llegó a contar en ningún momento con una tropa organizada de catalanes a sus órdenes y la resistencia contra las tropas de Felipe IV corrió a cargo de los franceses. Pau Claris y sus compañeros de aventura se vieron aislados y claramente superados por los acontecimientos. Temerosos de sucumbir a los excesos de la muchedumbre y reacios a rendir su utopía medieval ante las tropas de Olivares, decidieron poner al Principado en manos de Luis XIII. Un error que no tardaron en lamentar. Claris moriría a tiempo, sin dar lugar a que sus ojos, que parecían mirar hacia una lejanía infinita, hacia un pasado perdido, se derrumbaran de otoños y decepciones, como sí les ocurrió a otros diputados y nobles que se vieron desautorizados por los franceses antes de lo que pensaban y renunciaron a sus cargos o se retiraron a sus palacetes como quien huye de un mundo que se desmorona.

jueves, 26 de agosto de 2010

Los mitos de la Historia de España. (30)

El alzamiento de los míticos segadores concentrados en Barcelona y su motín el día del Corpus de 1640, su maraña de hoces, dagas y puñales, sus huellas de ira antiseñorial, poco tuvieron de revolución nacional o de defensa de las instituciones del Principado contra "la agresión centralista" de Felipe IV. Durante el confuso motín, los segadores, a los que se sumaron con sed de venganza las capas populares de la capital, no sólo asesinaron al virrey y asaltaron las casas de los miembros de la Real Audiencia. Aristócratas y notables de la ciudad padecieron también la ira y los ataques de una muchedumbre que gritaba "¡Viva el rey de España!" ¡Mueran los traidores!". La ira popular y los asaltos e incendios de palacios se extendieron a Vic, Gerona y otros muchos lugares, fumigando las huertas y los campos de propietarios y oficiales municipales. En el mes de diciembre, después de que el canónigo Pau Claris, presidente de la Generalitat, y la burguesía barcelonesa hubieran estrechado los alzos de la capital con el París de Richelieu, el enviado de la Generalitat al Ampurdán escribía a los diputados que no se podía visitar sin soldados los pueblos y villas de Cataluña... "porque en esta tierra todos los que vamos a tratar cosa de la Generalitat, según ellos somos unos traidores".

miércoles, 25 de agosto de 2010

Los mitos de la Historia de España. (29)


El mensaje final, las imágenes de la mitología regionalista, sería el de una Cataluña homogénea que defiende las libertades de la tierra contra el autoritarismo de un rey de nacimiento y estirpe castellanos. Una Cataluña desangrada en nombre de la Justicia, hermoseada de mártires y bellos crepúsculos. La historia se repetiría en 1640, cuando los abusos cometidos por los soldados de Felipe IV encendieron la furia de los segadores y el motín campesino contra el hambre, el alojamiento forzoso de las tropas reales y la opresión señorial se confundió con la rebelión política de la oligarquía barcelonesa, en pugna con el virrey y los proyectos del valido Olivares. El mito habla de la unidad catalana contra el centralismo de un rey y un valido opresores, pero lo cierto es que durante los años de la separación y la alianza con la Francia de Luis XIII no hubo una Cataluña, sino muchas Cataluñas, divididas socialmente y en guerra unas con otras.

Los mitos de la Historia de España. (28)


No hubo decadencia política por causa de una invasión autoritaria ni revoluciones nacionales contra imposiciones foráneas. El Compromiso de Caspe y la entronización de la dinastía de los Trastámara de Castilla no fue la causa del ocaso político y eeconómico del Principado ni éste se debió a la represión absolutista que aquellos reyes del siglo XV ejercieron sobre Cataluña. Como Jaime II, Alfonso IV y Pedro IV, los reyes Fernando de Antequera, Alfonso V y Juan II intentaron mermar el poder de la nobleza catalana y gobernar con autoridad, pero al igual que aquellos fracasaron. Alfonso V pasó los últimos veintiocho años de su reinado en la corte de Nápoles, y la oligarquía catalana lo aprovechó para seguir arrancando cesiones políticas y obligar al rey a rectificar las primeras medidas favorables a las masas campesinas y a las clases modestas de Barcelona.

domingo, 22 de agosto de 2010

Los mitos de la Historia de España. (27)


El romanticismo de corte tradicionalista en el que se movían los escritores de la Renaixença -carlistas de corazón, liberales moderados de cerebro-, su añoranza e idealización de los tiempos y las glorias medievales, terminaron modelando la imagen de un pueblo celoso de sus tradiciones, que elegía a su señor y vivía en armonía completa con sus fueros y sus leyes. El mito de un régimen de libertades populares, constitucional y pactista en plena Cataluña medieval es obra suya. "La historia de Cataluña es también, no hay que olvidarlo, la historia de la libertad en España", decía Víctor Balaguer. "¡Es tan poética su historia...!", exclamaba Piferrer... "He aquí el alma catalana: libertad", escribirá, ya en el siglo XX, el poeta Joan Maragall.

Los mitos de la Historia de España. (26)


En las noches sin sueño de 1837, abrumado por la guerra carlista y el huracán de negras fábricas y enjambres furiosos que gemían bajo Barcelona, el poeta y liberal moderado Pau Piferrer escribía: "Mi imaginación ha estado preñada todo este tiempo de pensamientos atroces, de pensamientos de sangre. Pero ahora una melancolía, la melancolía del tísico, el abatimiento de un moribundo me consume..."

sábado, 21 de agosto de 2010

Los mitos de la Historia de España. (25)

Lejos del tópico difundido por nacionalistas y regionalistas, dispuestos siempre a ensanchar las diferencias e inventar los pasados más lejanos, en los siglos medievales las peripecias particulares de los reinos cristianos, las notables diferencias que se conservaban en las Cortes -lingüísticas, jurídicas, moentarias-, los ásperos conflictros que les enfrentaban a menudo y para cuya resolución se acudía en ocasiones a la guerra, no impideron que germinara la idea de un horizonte común. Los elogios y las referencias a una España antigua tenida por patria común no sólo bullen en las crónicas castellanas del rey Alfonso X o el navarro de nacimiento y arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada sino que también laten en la "Crónica navarra", fechada en el siglo XV, en los textos de Jaime I el Conquistador, Ramón de Muntaner, cronista catalán del siglo XIV, o Pedro IV el Ceremonioso, donde puede leerse que "Cataluña es la mejor tierra de España".

Los mitos de la Historia de España. (24)


Sánchez Albornoz sentía los tópicos que se estaban creando alrededor de Castilla como un lanzazo en el costado abierto de la Historia. En 1931 el airado profesor repetía lo que venía diciendo desde 1919, cuando en una conferencia pronunciada en la Universidad de Valladolid había salido al paso de quienes culpaban a la Meseta de todos los problemas de España: "Los pensadores emprendieron a raíz de la catástrofe del noventa y ocho la revisión crítica de los valores españoles... pero la emprendieron guiados por un pesimismo desconsolador, y la crítica de la vida española resultó acerba y cruelísima. No se salvó de la inujusticia Castilla: se habló del imperialismo castellano, se la hizo responsable de la decadencia de España; las voces de los pesimistas hallaron eco en Cataluña, y desde ésta se nos acusó también de haber desbaratado la hacienda paterna, como si los esplendores y las grandezas de los días de prosperidad hubiesen sido heredados, cuando fueron ganados por el esfuerzo, la sangre y las riquezas castellanas; y como si Cataluña no hubiese contribuido en algunos momentos a precipitar la decadencia..."

viernes, 20 de agosto de 2010

Los mitos de la Historia de España. (23)


La meseta se lee en clave de crisis de identidad nacional. El abismo que separa las glorias imaginadas del pasado y la realidad harapienta del presente convirtió la tierra de Alvargonzález en la tierra de todas las tensiones. Castilla será para unos agria melancolía, nervio creador de España, fuga estética, y para otros insomne dolor de sangre, fuerza opresora, causa única del atraso español. Adiós España, escribe en 1898 Joan Maragall, pero la España a la que invita a despedir el poeta catalán no es otra que aquella Castilla que Valentí Almirall había descrito ya como una tierra de gentes ineptas para cualquier empresa positiva. Castilla, según Maragall, había concluido su misión rectora, Castilla, tierras adentro, desconoce el mar y en el mar está la esperanza de futuro...

Los mitos de la Historia de España. (22)


Llegó la paz. Tardó muchos años, demasiados... pero llegó, y España ha alcanzado, al terminar el siglo XX y comenzar el XXI, una situación social, política y económica que jamás imaginaron los intelectuales del 98. Hablar todavía de decadencias, regresar a los viejos adjetivos de la negrura paleta, repetir el antiguo monólogo de penas, es seguir caminando por un lienzo de Goya. Hoy el llanto ha cesado. Las palabras no son ascuas. Ya no son españoles los que no pueden ser otra cosa. Ya no atardece a todas horas. Hoy la historia no da melancolías, sólo esperanza... La esperanza que convive con el silencio de tantos años, con el hielo, pero también con el rumor de los sueños y el batir de alas.

jueves, 19 de agosto de 2010

Los mitos de la Historia de España. (21)


Hacia 1914 Unamuno escribía: "Toda España está progresando, y está progresando muchísimo, digan lo que digan los agoreros de desdichas." En 1926, Ramiro de Maetzu, decía: "En tiempos que, afortunadamente, se van alejando, era costumbre acusar a España de esta inadaptación a las esencias de la modernidad. La transformación rápida de España hace imposible que estos juicios se mantengan. También España se moderniza."

Los mitos de la Historia de España. (20)


Al filósofo Ortega el defecto de España le parecía congénito, su historia era la historia de una decadencia, pues siempre había llevado una existencia sonámbula. En España, escribía el pensador madrileño, la anormalidad había sido normal. El presente era la polvareda que había quedado después de que la gran ruta histórica hubiera pasado. "Cuando se atraviesan los Pirineos y se ingresa en España, se tiene siempre la impresión de que se llega a un pueblo de labriegos... Hay pueblos que se quedan por siempre en ese estado elemental de la evolución, que es la aldea..."

miércoles, 18 de agosto de 2010

Los mitos de la Historia de España. (19)


España no volvió a mandar en Europa pero tampoco se convirtió en una potencia de segundo rango. Luego de la guerra de Sucesión, los Borbones reconocieron que debían despojarse de las apariencias vanas del pasado y acomodar el horizonte de la monarquía a sus posibilidades reales. La monarquía de Felipe V, Fernando VI y Carlos III, mutilada en Europa con las pérdidas de Utrecht -Bélgica, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Gibraltar, Milán y Menorca- reconstruyó la Armada, llevando a los mares una poderosa escuadra y recuperó influencia, internacional. La historia de la decadencia narra con detalle el descalabro de la escuadra del ministro Alebroni en aguas de Sicilia, los ataques ingleses a Vigo y los continuos fracasos del ejército español ante las murallas de Gibraltar, pero pasa por alto la recuperación de Nápoles y Sicilia tras la guerra de Sucesión polaca, la obtención de la Luisiana en 1763 después de la guerra de los Siete Años o la posesión de Menorca y la Florida como consecuencias de la guerra de la Indepednecia de Estados Unidos.
Jamás fue mayor el Imperio español en América que en 1780.

Los mitos de la Historia de España. (18)


Economía, gobierno, monarquía, gentes, ciencia, arte, literatura... todo en España se había reducido a comienzos del siglo XX a un continuo derrumbarse en el abismo. Literatos antes que cronistas, la imagen del pasado que los del 98 llevaban en su interior -eco de las imágenes construidas por la historiografía liberal- arrastraba consigo vestigios de un esplendor devastado. Los juicios tan frecuentemente negativos que hicieron sobre el lugar de España en el mundo, sus dudas y compunciones, nacían de contrastar la "inercia" y el "olvido" del presente con el mito de un jardín imaginado, una supuesta edad de oro: una Castilla mística y guerrera que situaban entre los versos del Romancero y el reinado de Carlos V.

Los mitos de la Historia de España. (17)

La idea de la decadencia española es un mito, una historia de niebla que se mueve por un océano de papel, de naufragios; una hsitoria que lleva mucha muerte dentro, como un réquiem que asciende por los reinos de los Austrias al caer el siglo XVI, dobla el XVII, enlaza la monarquía de los borbones en el XVIII y encadena la nación liberal del XIX hasta asfixiarla despiadadmente, hasta dejarla "sin pulso" el año 1898. El mito arrastra, por tanto, diversas épocas e imágenes; su rumor está hecho de coros y tiempos completamente distintos.

Los mitos de la Historia de España. (16)


Más allá del exilio republicano, en España hay una larga historia de intolerancia y de sangre, una historia de éxodos y de llanto, diciéndose y escribiéndose para siempre, diciéndose y escribiéndose entre el humo de las hogueras y la bruma de los presidios. En España late un pasado doliente y desengañado que ha arrancado parte de sus raíces y que ha obligado a muchos españoles a vivir transterrados, sobremuriéndose. A veces dentro de la Península, en ocasiones a la otra orilla del mar. Una historia como una larga herida. Todos los sueños son un solo sueño. Todos los siglos son un solo instante y su naufragio. Todos los nombres son el mismo nombre: Hispania, Toledo, Al Andalus, Sefarad, América, España... mosaico de términos que proyecta en la Historia de España un perfil de quimera y otro de sombra, un esplendor de voces y pueblos y otro de silencio y ceniza.

lunes, 16 de agosto de 2010

Los mitos de la Historia de España. (15)


El talento, decía Flaubert, es una larga paciencia. La memoria parece ser que también lo es. Max Aub escribía en su diario el 25 de enero de 1962: "No somos nadie. Mal dicho: Somos nadie para los españoles. Fuimos nadie; no fuimos, habiendo sido." Max Aub se quedó sin país en 1939. Fue uno de aquellos cientos de miles de españoles que perdieron España al perder la guerra civil: que perdieron los manuales de historia, el porvenir... Con la recuperación de la democracia se les tributó homenajes y se les rescató para las enciclopedias. El boom del exilio, sin embargo, duró poco. Hubo un no mirar atrás, un no remover la tierra arada con el dolor de tantos años de españoles sin tierra. El exilio era una historia vieja, una historia triste...

Los mitos de la Historia de España. (14)


Entre el apagón del Siglo de las Luces y las Cortes de Cádiz, el XIX se inicia con un destierro. El 10 de mayo de 1808, después de entregar la corona a Napoleón, Carlos IV y su corte salían de Bayona, comenzando formalmente un exilio inundado de melancolía y dificultades financieras. Aquél sería el primero de una larga serie que condenaría a reyes y jefes de Estado y de gobierno a vivir el exilio, desde el cautiverio de Fernando VII en Valençay y, pasando por el extrañamiento de Maria Cristina, la marcha de Espartero o la huida apresurada de Isabel II, a la salida del general Miguel Primo de Rivera, el rey Alfonso XIII o los presidentes de la Primera y la Segunda República, Estanislao Figueras y Manuel Azaña. El rey actual, Juan Carlos I, nacería en el exilio, víctima él también de esta condición trágica de ser español: ser sin estar. Heredero, antes que de una corona, de la nostalgia de un país que hasta 1948 no será del todo el suyo, sino el de su padre, Juan de Borbón, otro español en el exilio.

domingo, 15 de agosto de 2010

Los mitos de la Historia de España. (13)


Todo era cerrazón y noche para el heterodoxo en aquella España del Siglo de Oro, agitada opor las convulsiones espirituales de Europa. En 1530 Luis Vives recibía desde París una carta de Rodrigo Manrique, hijo del inquisidor general erasmista Alonso Manrique, que en un tono amargo y desolado hablaba de los tiempos difícles que se vivían en España:
"Dices muy bien: nuestro país es una tierra de envidia y soberbia; y puedes agregar: de barbarie. Pues, de hoy en más, queda fuera de duda que nadie podrá poseer allá cierta cultura sin hallarse lleno de herejías, de errores, de taras judaicas. Así se ha impuesto silencio a los doctos; en cuanto a los que corrían al llamado de la ciencia, se les ha inspirado, como tú dices, un gran terror... En Alcalá se trata de extirpar completamente estudio de griego."

Los mitos de la Historia de España. (12)


La vida española ha sido rica en destierros. La intransigencia y terquedad de quien, de siglo en siglo, ha ejercido el poder político ha despojado a España de partes enteras de su ser diezmado, sepultando, vivos o muertos, a disidentes políticos o religiosos, a poetas, filósofos, eruditos... envolviendo su paso por el mundo en una penumbra de olvido.

Los mitos de la Historia de España. (11)


Hoy, confundidos por el complejo de culpa y la necesidad de reparar el silencio de tantos años, la palabra "exilio" suele pronunciarse en singular para referirse al repúblicano del 39. Sin embargo. El exilio es una de las manifestaciones más profundas y trágicas de la historia de España, y de todas las historias de la Historia: la penosa condición de los hombres y mujeres que se han enfrentado a la intolerancia del poder, bien fuera de la revolución o de la reacción. Una historia doliente y desengañada que ha secado viejas raíces y arrancado libertades y que ha obligado a muchos espñaoles a vivir transterrados. A veces dentro de la Península.

Los mitos de la Historia de España. (10)


La muerte en el destierro de Antonio Machado, la de Juan Ramón Jiménez en Puerto Rico y la de tantos otros muchos de aquellos exiliados que no pudieron recomponer las raíces rotas al viento, son el triste epílogo de julio de 1936, pero también el símbolo de un largo desencuentro vivido por los españoles a través de su historia: las guerras civiles anteriores a la guerra civil que se confunden con la separación de las culturas y las lenguas en una Babel inconclusa, el diálogo de las distintas tradiciones espirituales enterrado en el fragor de las persecuciones, la expulsión como forma de cerrar las diferencias políticas.

sábado, 14 de agosto de 2010

Los mitos de la Historia de España. (9)


Benito Pérez Galdós fue soñador de una España que no pudo ser... La generación del 98, pese a leerle en privado, despreció su obra en público. La derecha católica se opuso rabiosamente a que la Academia Sueca le concediera el Nobel. Su obra "Electra" tuvo una buena parte de la culpa de ello. Tal vez por el miedo a los intolerantes de siempre, a la Iglesia puesta en la picota, a los clérigos escarnecidos en su obra, el autor de "El Lazarillo de Tormes" prefirió permanecer en el anonimato.

Los mitos de la Historia de España. (8)


En 1971, con la resaca del Consejo de Guerra de Burgos, Franco, ya anciano, se quejaba en la intimidad del giro de la Iglesia, pero el almirante Carrero Blanco, su mano de hierro, lo hacía públicamente, echándole en la cara su ingratitud por los 300.000 millones de pesetas que estimaba había sido el montante de la subvención del franquismo a la Iglesia. Las palabras, las consignas de viento y marea pronunciadas en el siglo XIX con acento de llama fueron recogidas por el gobierno franquista, que castigaba a clérigos contestatarios, multaba sus homilías, disolvía manifestaciones y detenía a los disidentes en cárceles concordatarias, y por fanáticos, como los guerrilleros de Cristo Rey, que procedían contundentemente contra los sacerdotes y los militantes católicos, invadían iglesias y protagonizaban acciones violentas contra las editoriales progresistas. El anticleralismo de la derecha defraudada y vengativa se hizo grito contra el presidente de la Conferencia Episcopal: "¡Tarancón al paredón!"

Los mitos de la Historia de España. (7)


Tras los sucesos de Barcelona, la España de sotana respondió poniendo el corazón en cirujanos de hierro providenciales, mezcla de Bismarck y san Luis Gonzaga, y recrudeciendo su ciego e irracional mensaje milenarista de la descatolización de España. Idea que recorrió la prensa cuando un representante de la otra España, la ignorada por el mito piadoso del Sagrado Corazón de Jesús, afirmara en 1931 que el país había dejado de ser católico. Según Azaña, proclamada la Segunda República, España no debía profesar creencia oficial alguna. La separación entre la Iglesia y el Estado pertenecía al repertorio legislativo de las naciones cultas de Europa, pero otras disposiciones, como la disolución de las órdenes religiosas considerads un peligro para el Estado y el fin del presupuesto del clero, eran excesivamente agresivas y entrañaban un grave riesgo de confrontación con la opinión católica.

Los mitos de la Historia de España. (6)


En 1876, de la quimera educativa de su principal portavoz, Giner de los Ríos, "formar hombres nuevos", "hacer hombres nuevos", nacería la Institución Libre de Enseñanza. Literarios y modernos, poetas de la naturaleza y el paisaje castellano, obsesionados por el clericalismo y falta de neutralidad del Estado, los fundadores de la Institución Libre diagnosticaron el problema de España en términos opuestos a los de Menéndez Pelayo. España había decaído por el monopolio católico; la solución conssitía en una religiosidad alternativa que autorizara la libertad de conciencia; el solar ibérico había sido rico en culturas y creencias; el catolicismo podía ser uno de los ingredientes de la tradición española, pero no el único...

Los mitos de la Historia de España. (5)


El pueblo de Madrid, armado de panfletos y artículos burlescos contra curas y frailes, acudió a la llamada ruidosa de los agitadores, como acudiría en 1835, 1854, 1868, 1931 o 1936... Desde esa hora todos los llamamientos a la libertad de los españoles serían acompañados del mugido anticlerical, con una salvedad, la del amanecer de 1975, a la muerte de Franco, cuando la clerecía más joven consiguió cambiar el rictus autoritario de la Iglesia del Concordato. En un país donde la jerarquía eclesiástica, con temor unas veces, con ferocidad otras, escuchaba mensajes tan llenos de ruido y furia como la sátira, la llama, el motín, el crimen, era un espèjismo creer que la palabra de la Iglesia y sólo ella definía la realidad de España, y que lo demás no tenía consistencia alguna, voces y explosiones tejidas y destejidas por intelectuales y afrancesados.

viernes, 13 de agosto de 2010

Los mitos de la Historia de España. (4)


El mito de la España católica, religiosa y guerrera, pueblo de teólogos y soldados, se hizo materia política en un momento de crisis: cuando la rebelión de las masas, el pluralismo con su secularización incontenible, los antagonismos entre la legislación laica y los derechos de la Iglesia y la pérdida de su influencia social despertaron en la derecha el miedo tradicionalista a "la descatolización de España y su alejamiento de la voluntad divina". Menéndez Pelayo, el más ilustre creador del mito católico, llegará a la escena histórica desde una idea romántica de España, una idea impermeable a los cambios de la modernidad.

Los mitos de la Historia de España. (3)


El drama de 1936 se completa cuando, vencida la utopía republicana por las armas, es la imagen más negra de España la que triunfa. Tras el último parte de la guerra llegó la paz sombría de Franco, el orden sin libertad, la noche sin sueño. "Volverán banderas victoriosas" hace un recorrido por los mitos de la era de Franco, contraponiendo los cantos a las virtudes del régimen al silencio en el que fueron sepultados los vencidos del 39, las muchedumbres de estómagos agradecidos y creyentes en la religión franquista al optimismo ingenuo de los opositores, que hicieron popular aquel desideratum "de este año no pasa" referido a la jubilación eterna del dictador. "Entre el arado y la Constitución" habla de aauqella España progresista, de sus mitos y esperanzas, desde el desvarío constitucionalista de Torrijos a la caída en la taifa medieval de hoy, pasando por la invención de un pueblo revolucionario, la ilusión republicana y el delirio regionalista de la transición.

jueves, 12 de agosto de 2010

Los mitos de la Historia de España. (2)


La Inquisición fue para teóricos como Menéndez Pelayo el símbolo de una época católica llena de vigor, original en cultura y fértil en quimeras. Opinión no compartida por los españoles que cayeron en sus garras, ni por los filósofos y viajeros europeos, que en su murmullo fanático encontarían el barro para crear una imagen de España que aún perdura. "El espejo roto" repasa ese retrato mítico de España, medio Andalucía medio Castilla, medio africana medio oriental, medio épica medio decrépita. Una imagen que en los siglos XIX y XX terminaron interiorizando los intelectuales españoles, convencidos de habitar un país enfermo y triste.

Los mitos de la Historia de España.

A partir de hoy iré colgando retazos de "Los mitos de la Historia de España", el libro de Fernando García de Cortázar publicado en el año 2004.





¿Qué pensaron los perdedores de 1936 cuando al salir de las cárceles descubrían que la guerra civil había sido una guerra contra Stalin y el comunismo, que sólo ellos, caínes sempiternos, habían calcinado los campos de España y que tras su derrota todo era paz y banderas victoriosas? ¿Qué pensaron los exiliados del 39 cuando al regresar de su destierro, aquellos que regresaron, se toparon con una izquierda que, perdida en el laberinto de los nacionalismos había echado paletadas de tierra sobre su España peregrina, la España más utópica y quijotesca, pero también la más universal y rica, aquella que se había desamarrado de militares y arados y se había llenado de mundo la retina? Tal vez que su anhelo de España, su verdad íntima de España, era un mundo en ruinas.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Por quién doblan las campanas españolas.


-España -dijo la mujer de Pablo agriamente. Se volvió hacia Robert Jordan-. ¿Hay gente así en otros países?
-No hay otros países como España -dijo Robert Jordan con educación.
-Tienes razón -dijo Fernando-. No hay otro país en el mundo como España.
-¿Has visto algún otro país? -le preguntó la mujer.
-No -dijo Fernando-, y tampoco deseo ver ninguno.
-¿Lo ves? -le dijo la mujer de Pablo a Robert Jordan.


ERNEST HEMINGWAY
Por quién doblan las campanas