Ser descreído y tener interés por la ciencia suele resentir cualquier veleidad metafísica. Por lo menos a algunos. Para nosotros no creer en dioses, horóscopos o pulseras magnéticas nos inclina a no creer tampoco en mitos fundacionales, esencias ni unidades de destino en lo universal. La metafísica, el esencialismo más ubicuo en Cataluña es el de esa "identidad" inmutable y unidimensional que no nos exigen quienes, como los sacerdotes de todas las religiones, viven de ella. Y como el nacionalismo es la única verdad transversal de esta tierra y el pesebre más agradecido, casi nadie nos recibe.
Citileaks, los españolistas de la plaza real. MARIA TERESA GIMÉNEZ BARBAT
lunes, 15 de octubre de 2012
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