Noticia publicada en ABC
La lengua de uso del alumnado es un condicionante de peso en los resultados escolares. Un informe de la Fundación Jaume Bofill, basado en las conclusiones del estudio europeo PISA 2006, revela que los estudiantes que hablan castellano en sus casas (un 59% del total del alumnado) obtienen peores resultados que los que hablan catalán.
Según el estudio, el alumnado castellanohablante obtiene de media unos 40 puntos menos en las materias que evalúa el informe de la OCDE (ciencias, matemáticas y comprensión lectora), y entre 30 y 50 puntos más que el alumnado que habla lenguas extranjeras. El director del estudio de la Fundación Jaume Bofill, el catedrático Ferran Ferrer, atribuyó esta situación al «nivel socieconómico y cultural de las familias». «Gran parte del alumnado castellanohablante procede de entornos socioeconómicos más desfavorecidos y con menos recursos culturales. Está claro que eso influye», indicó a ABC el pedagogo, quien descartó que la causa de estos peores resultados entre niños castellanoblantes se deba al fracaso del sistema de inmersión lingüística en las escuelas.
Cuarenta puntos de diferenciaSin embargo, los propios datos de PISA contradicen esta idea. Según el estudio de la OCDE, la puntuación de los alumnos que se expresan en español siempre es más baja que los catalanes, sea cual sea el estrato socioecómico y cultural. Así, según los datos que maneja la citada fundación, entre los niños que proceden de un entorno desfavorecico y con pocos estímulos culturales, los castellanohablantes obtienen 17 puntos menos que los catalanohablantes. Lo mismo ocurre en el estrato medio y en el alto, donde la diferencia es de 41 y 20 puntos, respectivamente.
En paralelo, el informe de la Jaume Bofill, basado en los datos del último estudio PISA, revela una importante disfunción en el sistema educativo catalán, ya que, en contra de lo que establece la Logse, muchos institutos separan al alumnado en función de sus capacidades, lo que lastra los resultados.Esta práctica, que va en contra del modelo de educación comprensiva -todo el alumnado tiene un mismo currículo y unas mismas condiciones de escolarización con independencia de sus capacidades-, conduce a que un 30% del alumnado catalán de esta etapa siga una escolarización segregada.
Las diferencias entre alumnos que hablan español y catalán se mantienen pese al entorno socioeconómico y cultural
Estigmatización en las aulas Los pedagogos advierten de que esta práctica rebaja la eficiencia del sistema educativo y puede llevar a estigmatizar a parte del alumnado. La mayoría de centros que recurren a esta práctica son los que tienen alumnado más heterogéneo y más inmigración.
No obstante, Jordi Sánchez, responsable de la Fundación Jaume Bofill, afirmó que «no pueden relacionarse peores resultados e inmigración porque hay otros muchos condicionantes que influyen». El experto recordó también que otras comunidades donde la inmigración tiene el mismo peso que en Cataluña obtienen mejores resultados. La agrupación por capacidades influye negativamente en los resultados y Cataluña es, con diferencia, la Comunidad que más realiza esta práctica. La solución a esta situación es, según apunta el informe, «aumentar los recursos y mejorar la formación del profesorado».
Otro dato preocupante es que en Cataluña hay «un exceso de repetidores», y que los centros que acumulan estos alumnos son los que obtienen peores resultados. Para encauzar la situación, la Fundación Jaume Bofill recomienda realizar un diagnóstico prematuro, aumentar las clases de refuerzo y procurar una atención más individualizada en las aulas.
viernes, 31 de octubre de 2008
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