sábado, 25 de junio de 2011
Porque tengo hijos (14).
Normalizar la vida política supone crear las condiciones para que la alternativa de Gobierno sea una realidad. En Euskadi eso sólo es posible si quien dirige el partido llamado a liderar o a formar parte de la alternativa no tiene complejos ante el nacionalismo. Sólo es posible si estamos dispuestos -como en cualquier otra región de España-, a exigir a nuestros gobernantes que asuman las responsabilidades por sus acciones u omisiones. Supone tener ambición de País.
Nicolás Redondo tenía esa ambición. Creía que la alternativa al nacionalismo era posible y era necesaria. Creía que había que exigir a los nacionalistas responsabilidades por unos años de Gobierno en los que Euskadi había llegado a ser una anomalía en Europa, la única región de la Unión Europea en la que centenares de ciudadanos vivían con escoltas por el hecho de no ser nacionalistas. Pero esa ambición política no era compartida por una parte del Partido Socialista de Euskadi. Y tampoco, como después se vio, por significados dirigentes del PSOE.
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