lunes, 27 de junio de 2011
Porque tengo hijos (19).
El nacionalismo siempre ha estado echando pulsos, haciendo trampas a la democracia. Cuando Ibarretxe planteó su Plan había quien pensaba "si así se acaba con ETA...". Por eso propongo que estemos vigilantes, porque siempre hay incautos que se quieren dejar convencer de que aún es tiempo de domesticar al nacionalismo. Esa estrategia ya ha fracasado, ya se ha demostrado completamente inútil. No minusvaloremos sus ansias de poder y su absoluta ausencia de principios. ¿Qué más nos tienen que hacer los nacionalistas para que nos convenzamos? De una manera u otra volverán a plantear sus objetivos. Quizá ahora nos digan que es necesario dar ese paso para consolidar una nueva situación. Su pretensión será la misma: conseguir la hegemonía del nacionalismo. Y que ETA acabe sacando ventajas y convierta en honorable su historial de crímenes y terror. Importa mucho que recordemos la historia. Más que nada para que las traiciones no se repitan. O al menos para que estemos preparados para defendernos.
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