"Si el maketo se atreviere a dar de una vez ese paso de reconocer su maketidad constitutiva e irrenunciable, se habrá quitado de encima demasiados pesos que le agobian y le están acongojando, porque no le da la vida para soportarlos durante mucho tiempo más ya: la exigencia perentoria para olvidarse de su origen español, más aún, para renegar de él, para repudiarlo; el esfuerzo constante por tener que ser lo que no es; la frustración por no alcanzar nunca del todo ese objetivo, por mucho que lo intento, porque siempre se le ponen nuevas pruebas a superar, en un infinito camino de meritaje y aceptación; la esquizofrenia de estar en una realidad percibida de modo distinto a como se le cuentan.
Toda esa congoja del maketo desaparecerá como por ensalmo a poco que repare en algo muy sencillo, muy básico, algo que ha tenido delante de sí todos estos años desde que llegó al País Vasco, o desde que nació aquí con ese origen español: o eres maketo, o eres vasco de segunda, o no eres nada.
Elige. Si decides que no eres maketo y que, a pesar de todo eres alguien en el País Vasco, entonces le dejarás al vasco que siga teniendo la llave de tu vasquidad, y que te siga sometiendo a la ducha escocesa de decirte cuándo eres vasco y cuándo no".
La identidad mestiza, PEDRO JOSÉ CHACÓN
domingo, 11 de diciembre de 2011
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