lunes, 22 de marzo de 2010

Progresa adecuadamente. (19)


El dilema no lo resolví hasta mucho más tarde, hasta el día en que un librero de lance puso en mis manos, a cambio de algún dinero, un ejemplar de "Humor honesto y vago", el libro de Josep Pla que Ediciones Destino había publicado en 1492. Uno de los artículos en él recogidos -son todos excepcionales, de lo mejor que escribió el autor del "Calendario sin fechas"- lleva por título "Las escuelas", y aparece justo al primcipio del volumen, en una posición nada arbitraria, entre "Las criatuars" -el que abre el libro- y "La juventud". Pues bien, en "Las escuelas" Pla sostiene -y aporta numerosas pruebas para sostener lo que sostiene- que el origen de estos centros pedagógicos no guarda relación alguna con el afán de conocimiento ni con la voluntad de transmitir este conocimiento a los demás. Según él, el móvil que lleva a los padres a "encerrar a sus hijos, intermitentemente, en lugares remotos, seguros y de escamoteo difícil" es "el descubrimiento de que los seres humanos se arman en proporción a la lejanía en que viven". Vaya, que el móvil es el amor y su imprescindible salvaguarda. La instrucción como forma de entretenimiento no surge sino más tarde, cuando se amplían horarios, calendarios y estudios, se crea la figura del número y, para justificar su existencia, se le atribuye el cuidado de los niños.

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