viernes, 13 de noviembre de 2009

Listas herméticas


Jorge M. Reverte en El Periódico de Catalunya.


¿Listas abiertas? Se ha abierto el melón. Al menos hay cierta polémica sobre las fórmulas de representación política en nuestro país. Y sobre la actuación y las normas por las que se rigen los partidos políticos, base del sistema. Aunque no sabemos hasta cuándo van a permitir los políticos que haya esta polémica.
Una de las cuestiones esenciales es justo la de las listas abiertas, es decir, las presentadas a los electores para que elijan no solo el partido al que le dan su confianza, sino también en qué personas lo hacen. El presidente de la Generalitat, José Montilla, se mostró ayer contrario al sistema porque –según él– ha fracasado en otros lugares de Europa y porque muchas veces se elige al candidato que representa a un lobi poderoso o al más mediático.
En España hubo experiencia de ello. Durante la Segunda República, el político más votado en Madrid lo fue por ese sistema. Se llamaba Julián Besteiro y sacó más votos que su partido, y muchos más que sus contrincantes. No fue una mala elección. Era un profesor de Filosofía que no ejercía el populismo ni representaba a ningún lobi poderoso.
En todo caso, ¿qué alternativa hay? Pues la que hay, o sea, lo que tenemos ahora. Un sistema de listas que más que cerrado parece hermético. Los ciudadanos suelen conocer solo al primero y, a veces, al segundo de la lista (segunda, perdón, que la paridad lo exige). Y basta. Los partidos suelen colocar en esos lugares a los más mediáticos. Pero, de una manera sistemática, colocan a los representantes de un poderoso lobi, que es el propio partido. Ahí nadie puede tocar nada.
No se puede rechazar con el voto a personas que pueden tener un historial dudoso. Los partidos, hay que insistir en ello, se han convertido en sociedades herméticas, gobernadas por un lobi con sus propias leyes internas, sin ninguna transparencia y sin democracia interna (pese a que la Constitución les obliga a ello).
Entonces, ¿qué garantías superiores nos ofrecen los partidos para que los mejores sean los que figuran en las listas? Pues, para ser precisos, ninguna. Y resulta ofensivo escuchar a los dirigentes políticos cuando hablan de que escogerán a los mejores, como acaba de decir Rajoy. ¿Es más fiable el dedo de Rajoy o el de Zapatero que la voluntad de los electores? Yo, francamente, lo dudo. Con listas abiertas, los que estén en las listas tendrán que contarnos algo para tener nuestro voto.
Los diputados socialistas que traicionaron al partido de Madrid fueron en las listas por una negociación de lobis, por un chalaneo de apoyos. Y luego, pasó lo que pasó.
Lo lamento, pero me parece que la primera incursión del presidente José Montilla en el asunto ha sido muy negativa.

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