martes, 10 de febrero de 2009

La ciudad que fue. Barcelona, años 70. (III)


Otro ejemplo de lo que podemos leer en el último libro de Losantos.


...Pero aún había sido más revelador de lo que se nos venía encima el I Congreso de Cultura Catalana, celebrado en la clandestinidad, en la abadía de Monserrat. Yo había ido en coche con mi querido Carles Santos. Pero una vez allí dentro, con unos trescientos o cuatrocientos particpantes y en el que se preveía soporífero turno de intervenciones, una dirigente de Comisiones Obreras con acento andaluz pidió perdón a los presentes por no hablar catalán, pero aseguró que en el futuro inmediato pensaba aprenderlo bien. La ovacionaron mucho, pero yo me quedé estupefacto. ¿Ese era el futuro que el PSUC y CC.OO. habían diseñado para la clase obrera: renunciar a su lengua materna, que era para la inmensa mayoría de los militantes, prácticamente la totalidad, el castellano? ¿Para eso nos la jugábamos? -le decía yo indignado, a Carles Santos volviendo en su coche a Barcelona-, para que a la persecución del catalán le sucediera ahora la penitencia pública por hablar castellano? por supuesto, Carles Santos estaba en contra. Por supuesto, no iba a dejar el PSUC por eso, cuando la situación del franquismo era aún fuerte y la del antifranquismo tan débil. Entonces, ¿por qué la debilitaba el PSUC con esos autos de fe político-lingüísticos? Al final, todo se resolvería con la democracia, decía Carles. ¡Cómo iban a sustituir, ellos, precisamente ellos, o sea, nosotros, una dictadura como la que padecíamos por otra!

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