
No hubo decadencia política por causa de una invasión autoritaria ni revoluciones nacionales contra imposiciones foráneas. El Compromiso de Caspe y la entronización de la dinastía de los Trastámara de Castilla no fue la causa del ocaso político y eeconómico del Principado ni éste se debió a la represión absolutista que aquellos reyes del siglo XV ejercieron sobre Cataluña. Como Jaime II, Alfonso IV y Pedro IV, los reyes Fernando de Antequera, Alfonso V y Juan II intentaron mermar el poder de la nobleza catalana y gobernar con autoridad, pero al igual que aquellos fracasaron. Alfonso V pasó los últimos veintiocho años de su reinado en la corte de Nápoles, y la oligarquía catalana lo aprovechó para seguir arrancando cesiones políticas y obligar al rey a rectificar las primeras medidas favorables a las masas campesinas y a las clases modestas de Barcelona.
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