sábado, 14 de agosto de 2010

Los mitos de la Historia de España. (8)


En 1971, con la resaca del Consejo de Guerra de Burgos, Franco, ya anciano, se quejaba en la intimidad del giro de la Iglesia, pero el almirante Carrero Blanco, su mano de hierro, lo hacía públicamente, echándole en la cara su ingratitud por los 300.000 millones de pesetas que estimaba había sido el montante de la subvención del franquismo a la Iglesia. Las palabras, las consignas de viento y marea pronunciadas en el siglo XIX con acento de llama fueron recogidas por el gobierno franquista, que castigaba a clérigos contestatarios, multaba sus homilías, disolvía manifestaciones y detenía a los disidentes en cárceles concordatarias, y por fanáticos, como los guerrilleros de Cristo Rey, que procedían contundentemente contra los sacerdotes y los militantes católicos, invadían iglesias y protagonizaban acciones violentas contra las editoriales progresistas. El anticleralismo de la derecha defraudada y vengativa se hizo grito contra el presidente de la Conferencia Episcopal: "¡Tarancón al paredón!"

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